lunes, 30 de mayo de 2011

Santisteban ¿Patrimonio "Histérico" Español?

Castillo templario de Santisteban, San Martín de Pusa (Toledo). [Diapositiva 8 febrero 1987].

En los Anales Toledanos, al citar los asaltos almorávides sobre las tierras castellanas, se dice: "En el año de 1117 hubo una arrancada de los moros sobre los de Toledo en Sant Esteban". Se refiere al Castillo de Santisteban de Valdepusa, en la comarca de La Jara, a dos leguas de El Pozuelo (hoy San Martín de Pusa), que otea el paisaje encaramado en un cerro sobre la ribera del río Pusa. Esta fortificación, formó parte de las defensas que, tras la conquista de Toledo, en 1085, por Alfonso VI, se fueron levantando para afianzar la frontera castellana frente a los musulmanes de al-Andalus. 
Se trata de un recinto amurallado, de tamaño medio, con una gran torre fuerte, que adapta su arquitectura a la orografía del cerro. La construcción, apresurada y de circunstancias, utiliza los materiales de la zona, baratos y accesibles, como los cantos rodados, del río Pusa, y el ladrillo para encintarlos.
Pocas noticias más, tenemos sobre este lugar, pues pasado el peligro musulmán la fortificación perdió su utilidad. Durante el s.XIII, se crea el señorío de Valdepusa, aunque no se le concede jurisdicción hasta 1357, cuando está en manos de don Diego Gómez de Toledo. Esta familia, y sus sucesores, acabarán desentendiéndose del edificio, para dedicar sus esfuerzos a la explotación de las tierras anejas.

Para el s.XVI, Santisteban ya está abandonado, y para el siguiente se encontraba en avanzada ruina. Según las Relaciones Topográficas (1574-1581): "...en la dicha dehesa de Valdepusa hay algunas señales de edificios antiguos como es a manera de fortaleza que llaman castillo de Santisteban... en los cuales se halló una piedra cuadrada con una labor como de cruces de la forma del hábito de San Juan".
Esa piedra "con cruces" se ha perdido, pero la mención al "hábito de San Juan" es interesante, porque una antigua y arraigada tradición popular atribuye esta fortaleza, no a los sanjuanistas, sino a la Orden del Temple. No sería ningún disparate pensar que, al igual que en otras muchas partes, hubiese sido primero un enclave templario, luego sanjuanista, y después de algún noble.
Tengamos en cuenta que, el Temple, señorea esta comarca con numerosas plazas fuertes y famosos santuarios, dependientes de su Encomienda de Montalbán, creada alrededor de 1147 en el poderoso castillo de igual nombre, y sita unas siete leguas al este de Santisteban.
En la actualidad, el Castillo de Santisteban, se localiza en la dehesa de Valdepusa, finca Molino Blanco, a unos 7 kms de San Martín de Pusa, y sus últimos propietarios conocidos, eran los marqueses de Malpica. Cuando lo visitamos, en 1987, hace 24 años, quedaba todavía un fragmento de muro angular, de unos 12 a 15 metros de alto, surcado por grietas que no auguraban nada bueno. El resto del recinto, yace por el suelo, sepultado bajo las encinas y la vegetación montaraz que puebla este cerro.
No obstante, y aunque parezca un absurdo surrealismo, estas misérrimas piedras están bajo la protección de la "Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949", y la "Ley 16/1985" sobre el Patrimonio Histórico Español. Y eso que, en 1949, al decretar su "protección", la ruina ya se encontraba más o menos como la vemos hoy.

Todo indica, que aquí se oculta un extraño "misterio", que no se refiere a esotéricos simbolismos, sino a una amalgama de estupidez y prepotencia a partes iguales. De lo contrario, no se explica la "declaración patrimonial protegida" de tales piedras, ni la "anécdota" que vivimos durante nuestra visita, en febrero del 87.
Encontrar el enclave resultó arduo, a pesar de haber obtenido información en el pueblo, así que, al hallarlo, desplegamos el trípode y nos dispusimos a sacar fotos. No habíamos acabado de tirar la tercera, cuando detrás de un chaparro surgió un "basilisco", vestido de guarda jurado, con la escopeta terciada al hombro. El indivíduo, sin pararse a saludar, nos increpó de malas maneras, por estar haciendo "Dios sabe qué, con aquellos instrumentos..." y en "una propiedad privada, que habíamos asaltado sin permiso" -como si para asaltar propiedades se expidiera permiso alguno-.
En nuestra juvenil ingenuidad, intentamos razonar con el "basilisco", explicando que trípode y máquina servían para hacer fotos, y no para "saquear sus piedras", pues éramos historiadores y no "ladrones de tumbas". Otrosí, que no habíamos "asaltado ninguna finca" porque no había cercas, puertas, ni carteles que prohibieran el paso. Todo inútil, lejos de razonar se encabritaba y crecía por momentos. Item más, para demostrar quien tiene la razón, descuelga la escopeta, nos encara los dos cañones, y nos conmina a identificarnos para extender una denuncia.
Servidor, que ante "la razón de la sinrazón" perdía el tino con facilidad, no tuvo mejor ocurrencia que gritarle:
-¿Y qué más quiere? ¿Disparar? ¿Matarnos? Pues venga, porque ya no tenemos más razones ni explicaciones que darle.
Como por ensalmo, o porque comprendiese la enormidad de su actitud y lo estúpido de la situación, apartó la escopeta y, rebajando el tono de amenaza, respondió:
-¡Bueno, bueno, tampoco hay que ponerse así...!
Y, sin parar de rezongar, nos escoltó hasta la carretera, perdonándonos, no sé si la vida, pero al menos sí la denuncia.
Puedo jurar que, desde entonces, pierdo el tino en raras ocasiones, y antes de enfrentarme a este tipo de energúmenos, mido muy mucho la catadura del personaje, su envergadura corporal, y si se encuentra en posesión de armas ofensivas.

A quien corresponda. En esta ocasión estamos perplejos, sin saber bien a quien "empicotar" y "encepar". Si a los nobles que abandonaron el castillo a su ruina, al cerebro "pensante" que incluyó estos paredones en el Patrimonio Histórico Español, al guarda jurado que se excedió en el cumplimiento de su deber, a nosotros por haber caído en la provocación del guarda, o a todos juntos... Quede ello, para ejercicio de buenos juicios.

[Dedicado "al Rivi", y a cuantos espíritus libres se aventuran por esos mundos de la Diosa, metiendo sus inquisitivos hocicos, y la cámara -con trípode o sin él-, donde nadie, salvo su ansia de saber, les llama].

Salud y fraternidad.

lunes, 23 de mayo de 2011

Alcañiz: el "Templo del Santo Neumático"

Templo de Santo Domingo, Alcañiz, actual Museo de Historia. [Foto, cortesía de la página web "Aragón y sus comarcas", del Gobierno de Aragón]


En 1179 Alcañiz (Teruel) se convirtió en sede de la Orden de Calatrava, administrando sus posesiones desde el castillo-palacio de la colina de Pui Pinos, que conserva una capilla románico-gótica donde queda un singular conjunto de pintura mural medieval, de temática civil. El asentamiento de esta Orden, quizá se realizó con la intención de contrarrestar el pujante poder de la del Temple en las vecinas comarcas, del Bajo Ebro, al este, y del Maestrazgo, al sur. Los calatravos, contaban además con la situación de Alcañiz como etapa en la Via Augusta hacia Compostela, lo que dotaba a la villa de una elevada importancia, comercial y espiritual.
Los peregrinos mediterráneos, desembarcados en Amposta o en Tortosa, entraban en Alcañiz por el puente del Guadalope. Los más cansados, se alojaban en la alberguería situada en la orilla izquierda, junto al templo medieval de Santa Lucía, mientras que otros buscaban alojamiento en el interior de la urbe, como el Hospital anejo al templo de Santiago.
En 1383, el infante don Juan dio el enclave del puente a la Orden de los Dominicos, que agrandó templo y hospital, levantando al lado un convento por licencia del papa Clemente VII, en 1391. En 1582 se edificó el templo que hoy vemos, cambiando su nombre por el de Santo Domingo, en un estilo que mezcla resabios góticos con elementos renacentistas.  
   
El "Templo del Santo Neumático" en todo su decadente esplendor. [Diapositiva, 4 de mayo de 1996]

La pérdida de interés por las peregrinaciones jacobeas, las guerras, desamortizaciones, y otras calamidades, trajeron el abandono al convento, primero, y luego al templo. El edificio pasó de mano en mano, utilizado para diferentes servicios viles: cuadra, cárcel, almacén, cuartel...
Cuando visitamos el lugar, en mayo de 1996, el templo estaba abandonado, y tapiado por amenaza de ruina. Sin embargo, despertó nuestro interés por un detalle original, al par que surrealista, que nos hizo pensar si no estaríamos ante el "Templo del Santo Neumático". Y es que, los sillares de la torre habían sido utilizados como soporte publicitario, pintando sobre ellos el anuncio de una conocida marca de neumáticos y un popular taller mecánico local. Lo desvahido de los colores, indicaban que la "decoración pictórica" era ya antigua en esa fecha.
Dicen que "los caminos del Dios son inescrutables", y ya fuese porque éste escuchase las súplicas de santo Domingo, o por causas que se nos escapan, el caso es que en 2005, tras siglos de incuria, el templo fue restaurado para servir como sede de "Atrivm". Un Museo de Historia, concebido como espacio multimedia donde ofrecer una amplia visión del legado histórico-cultural de Alcañiz y del Bajo Aragón.
Pero el cuento no acaba "comiendo perdices"... "Atrivm", que  supuso para la Comunidad Autónoma y el Ayuntamiento una inversión de 685.000 €, y fue el producto estrella de cierta propaganda politizada, está en crisis. Durante el pasado 2010, las visitas diarias fueron suspendidas y el museo sólo abre los fines de semana, pues se alega que la escasez de visitantes y los bajos precios de entrada producen pérdidas considerables. ¿El negro futuro del templo, estará en "decorar" de nuevo sus muros con vallas publicitarias que aporten fondos para su mantenimiento?   

¿Un "espanto" que debiera haberse conservado, como ejemplo a no seguir? [Diapositiva, 4 de mayo de 1996]

A quien corresponda. Visto lo visto, una duda nos atormenta. ¿Puesto que el templo está desafectado, y ya no es lugar sagrado, se actuó correctamente, eliminando de la torre aquella publicidad? ¿No habría sido más correcto, dejar esa muestra del tortuoso devenir histórico del edificio?
Tal vez, sólo tal vez, habría sido un buen reclamo para el Museo de Historia, al tiempo que un aviso a "navegantes" y escarmiento a "responsables" del patrimonio. Un recordatorio vergonzante, a dirigentes, estudiosos, y gentes del común, sobre lo que nunca debió hacerce y nunca deberá volverse a repetir.
Por ello, y sin que sirva de precedente, enviaremos a picota y cepo a quienes autorizaron la destrucción de este pictórico ejemplo -negativo, pero ejemplo-, de la infinita estupidez humana. Y, porque no parezca que somos más extremistas de lo conveniente, les daremos permiso de fin de semana para que puedan visitar "Atrivm" en su nuevo horario de crisis...

Salud y fraternidad.