viernes, 24 de diciembre de 2010

"Buenos deseos, para el solsticio..."

A la autoridad competente que corresponda.
Por las tropelías cometidas durante este año, contra el patrimonio cultural, más las cometidas en años anteriores y todavía sin solucionar, sea llevado a picota y cepo, aherrojado de pies y manos. Allí permanecerá por tiempo indefinido, al raso nocturno, bajo la helada, y al cielo abierto diurno, expuesto al sol y la lluvia. Para que reflexione, sobre su burda incompetencia.
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Al que, desde su posición política o social, pudo hacer y no hizo, por malicia o codicia.
Que su simiente no prospere, y su mala ralea se extinga, que el día de su partida no quede memoria de su paso por el planeta, que la Madre Tierra niegue reposo a sus despojos, y éstos sean entregados a las alimañas del monte.
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Al que vio lo que pasaba y miró para otro lado, por no alterar su cómoda rutina.
Que la conciencia le niegue el descanso nocturno, con insomnes delirios, y cuando logre dormir, que sus sueños estén plagados de pesadillas, en las que toda su vida aparece tan arruinada como los monumentos cuyo abandono se negó a denunciar.
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Al que, por su ascendente y poder, teniendo influencia sobre quien podía actuar, prefirió influir para provecho propio, en vez de hacerlo en provecho del bien común.
Que vea mermar sus cuantiosos bienes, y deba recurrir a la súplica rastrera para mantenerse, apenas, con las sobras que quieran darle.
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A quienes padecemos la incuria de los gobernantes, la rapiña de los traficantes, la avaricia de los usureros, el desprecio de los incultos que se creen cultos, y la ignorancia de los ignorantes.
Paciencia a espuertas, muchas energías para no cesar en la protesta, fortaleza a carretones para seguir en la lucha pacífica y, como último recurso desesperado, una oración pagana: "Virgencita, que nos quedemos como estábamos antes..."
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Que el próximo ciclo solsticial esté lleno de tantas bendiciones para vosotros, gentes corrientes que sólo deseáis el bien común, cuanto de maldiciones para quienes se empeñan en destruir el patrimonio cultural, por acción u omisión, por estulticia o mendacidad.
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Salud y fraternidad.

lunes, 13 de septiembre de 2010

¿Obispado neurótico y feudal?

[San Pedro de Cervatos (Cantabria), en agosto de 2010, es noticia por algo que no debería ser noticia, sino derecho constitucional].
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Hemos visitado el fabuloso templo románico de San Pedro, en Cervatos (Cantabria), al menos en siete ocasiones, en el período comprendido entre 1982 y 2010. Durante las primeras seis visitas, la última de ellas en diciembre de 2006, estaba rigurosamente prohibido hacer fotos en su interior. Interrogados sobre el tema, los sucesivos guardianes detentadores de la llave -algunos de los cuales, actuaban como auténticos cancerberos, o menos finamente "perros guardianes"-, siempre respondían lo mismo, desde el amenazador: "Es orden del señor obispo, y si se incumple debo dar parte a la guardia civil", hasta el conciliador: "Si por mi fuese... pero el señor obispo no quiere", pasando por el reiterativo: "el obispado no lo permite y sus razones tendrá", o bien el inflexible: "está prohibido por el obispado, así que no insistan". Y otros "razonamientos", igual de "lógicos", convincentes y disuasorios.
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[Interior de San Pedro de Cervatos, foto obtenida dentro de la más abosluta "legalidad eclesiástica", a la que tan sólo falta el "nihil obstat" del señor obispo].
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Y de repente, sin previo aviso, como milagroso prodigio, este agosto de 2010, al presentarnos en Cervatos, con todo el pesimismo que sus antecedentes aconsejaban, nos encontramos con la buena nueva de que "SI, se permite hacer fotos del interior". Al interrogar a la, esta vez si, amable "guardesa" del templo, por tan insólito cambio de parecer, su respuesta fue tan aséptica como las de años anteriores, pero a la inversa: "El señor obispo ha dado permiso para ello". Lo que no ha dado, es ninguna explicación, ni para la pasada prohibición, ni para su presente levantamiento.
Tampoco nos paramos a más averiguaciones, sino que siguiendo el sabio refrán: "Cuando te den la vaquilla, corre con la soguilla", nos dedicamos, por fin, después de 28 años de espera, a fotografiar a placer todos los detalles interiores del templo de San Pedro, no fuese a ser que mientras estábamos debatiéndonos en el pasmado asombro, el "señor obispo" diese contraorden, apareciese una pareja de guardias civiles en las puertas del monumento, y fuésemos arrojados de allí como "el buen Jesús" arrojó a los mercaderes del Templo de Jerusalén.
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[Colegiata de Santa Cruz de Castañeda, Cantabria, cuyo señor feudal la ha declarado "coto vedado de fotos" en 2010].
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Animados por este buen augurio, nos dirigimos luego a la Colegiata de Castañeda (Cantabria), en la cual hemos estado en cuatro ocasiones, entre 1996 y 2010, para regodearnos con sus magníficas esculturas románicas. Pero, como la alegría dura poco en la casa del pobre, cual fue nuestra sorpresa al señalarnos la "guardesa", con dedo admonitorio, el ominoso al par que artístico cartelito clavado en la puerta de acceso: "No se permite hacer fotografías dentro del templo". Prohibición que, al vernos desconcertados ante el letrero, nos repitió ella de palabra, por si no sabíamos leer, o por si desconocíamos el bello idioma de Cervantes.
Nuestro pasmo, respondía a un doble motivo. Uno, porque en las tres visitas anteriores -la última en 2005- no existía tal prohibición, y pudimos hacer cuantas fotos quisimos del interior del templo, y dos, porque el monumento pertenece al mismo obispado que Cervatos...
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Interrogada por el motivo de la prohibición, la respuesta que salió de sus labios era la misma rancia retahila que, durante 28 años, nos dieron en San Pedro de Cervatos: "Está prohibido por el obispado, así que no insistan", y ante nuestro alegato de que, en el cercano Cervatos, idéntico obispado si permite las fotos, respondió impasible: "Es orden del señor obispo y yo no puedo saltármela para darles gusto".
Lo que sucedió a continuación, es surrealista. Uno de nuestros acompañantes dijo: "Haz una foto del cartel, donde se prohibe sacar fotos en el interior del templo, para ponerla en Internet como protesta de esta incongruencia". Al escuchar esto, la "guardesa" saltó como una fiera, literalmente saltó, sobre nosotros, colocándose delante de la cámara, e intentando cogerla, para impedirnos tomar tal foto. De nada sirvió, alegar que aquello estaba expuesto en un lugar público, y que, además, aquello era la puerta y no el interior del templo. La buena mujer gritaba, fuera de sí:
"Está prohibido, no pueden hacerlo, está prohibido..."
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[Interior del templo de Castañeda, 18 agosto 1998, cuando realizar fotos del mismo no nos convertía automáticamente en inquisitoriales "reos de herética pravedad"].
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Esa actitud, esa incalificable actitud, rayando en la histeria, despertó nuestro lado oscuro, y tras hacer la foto con grandes esfuerzos, levantando la cámara sobre su cabeza y sus gesticulantes brazos, le soltamos un: "Ahora llame si quiere a la guardia civil, y se meten usted y su eminencia este templo donde les quepa, que no pienso entrar aunque el propio obispo me lo pidiera de rodillas. Y no dude, que vamos a pedir en Internet que nadie venga por Castañeda..." Luego nos fuimos, muy dignos, y muy indignados.
Desde luego, no pensamos cumplir esa absurda amenaza, proferida en el calor del momento, sino todo lo contrario. Desde aquí pedimos que visiten Castañeda -a pesar del asuntillo de las fotos-, y todos los hermosos lugares que posee esa Cantabria que tanto amamos, un país lleno de gentes amables, acogedoras y de buena voluntad, aunque nosotros tuvimos que toparnos con el "garbanzo negro". Un presunto "garbanzo" queremos decir, que debió figurarse que, nuestras críticas en Internet, iban a desencadenar contra su persona las iras del "señor obispo", produciendo su fulminante pérdida de empleo, e incluso la excomunión mayor para todo su árbol genealógico.
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[Interior del templo de Castañeda, 18 agosto 1998, cuando realizar fotos del monumento no nos acarreaba las "penas del Infierno].
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Desde aquí queremos, también, exculpar a todos los "guardeses", que a fin de cuentas no hacen otra cosa que cumplir con su deber, pues no son sino "domini canis" a sueldo del obispado -perdón, presuntos "domini canis" a sueldo-. Y, de paso, disculparnos en particular con la "guardesa" de Castañeda, si con nuestra actitud y palabras pudimos ofenderla estando en el ejercicio de sus funciones. Aunque todavía estamos preguntándonos, ¿qué terrible amenaza, del "señor obispo", pesa sobre ella, para que perdiese los papeles de tal manera, y nos los hiciera perder a nosotros?
Con quien no pensamos disculparnos, es con esa inconcreta "autoridad competente", a la que todos apelan como juez último, llámese "señor obispo", o "señor obispado". Una parte del producto, recaudado con la entrada a los templos de su jurisdicción, deberían emplearlo en pagarle a tal "autoridad" un buen psiquiatra, que le cure esa presunta neurosis que aparenta padecer, y le obliga a permitir y prohibir, alternativamente, la toma de fotos en unos templos si y en otros no, según enigmáticos designios cósmicos.
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[Interior del templo de Castañeda, 18 agosto 1998, cuando realizar fotos de sus esculturas románicas, no acarreaba la pena de "excomunión y hoguera"...]
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Cantabria, cuna del linaje de nuestros antepasados, no se merece unos dirigentes religiosos que actúan todavía como señores feudales, de horca y cuchillo, consintiendo o denegando permisos fotográficos según el capricho del momento. Antes de actuar a tontas y a locas, estos "especialistas en hacer amigos", deberían reflexionar sobre el daño que ocasionan a esa religión, de "paz y amor", a la que pretenden servir...
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A quien corresponda. Amoneste ya a los prepotentes clérigos de la alta jerarquía religiosa, recordándoles de donde proviene una gran parte de las abundantes sumas de euros, con las que se restauran y mantienen sus edificios religiosos. Recuérdeles también, que además de predicar sobre el trigo, siempre es conveniente dar algo de ese trigo, pues lo contrario es "dejar con el culo al aire" -y disculpen las señoras este grosero símil-, a tantos clérigos de a pie, honestos y generosos, que se desviven por realizar un buen ministerio a pesar de las zancadillas, morales y espirituales, de algunos de sus superiores, sobre cuyas almas el Espíritu Santo parece haber pasado volando demasiado alto para que les haya llegado su aliento divino.
Visto lo visto, y las dolorosas lecciones de la Historia, que estos clérigos no han aprendido, condenamos a tales lobos disfrazados de corderos, a picota y cepo hasta el Día del Juicio Final. Y todavía somos generosos, visto que ellos, durante siglos, condenaron a las gentes a tortura, incautación de bienes, deshonra y hoguera, por menos que esto, por mucho menos.
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[Interior del santo templo de Castañeda, 18 agosto 1998, donde antes no era pecado hacer fotos, y ahora es "crimen contra natura", amén de blasfemia suprema].
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[Posdata: Según noticia aparecida hoy en la prensa regional: "El Gobierno de Cantabria, destina 575.000 € al Obispado de Santander para la conservación del patrimonio religioso de la Comunidad y el desarrollo del Plan de Visitas Turísticas a monumentos de su propiedad". Por supuesto, nada se dice sobre que dicha ayuda conlleve la obligación de que, el obispado, permita la libre obtención de fotografías a los turistas que acudan a tales monumentos...]
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Salud y fraternidad.

viernes, 16 de abril de 2010

Santa María de Biota ¿canto del cisne?

Las devotas ancianas de Biota, que van al templo en busca de consuelo espiritual, ponen su vida a disposición de la Sagrada Providencia. En cualquier momento, un trozo de piedra, desprendido de las deterioradas figuras, puede enviarlas al hospital, o al cielo...
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El templo de Santa María, en Biota (Zaragoza), es un edificio románico que parece entonar su "canto del cisne" mediante las sugestivas elucubraciones de ciertos “conventículos” de aficionados al medievo, alentados por algunos “santones”, a quienes parecen reír las gracias, mientras les palmean la espalda, determinadas autoridades “competentes”, civiles y religiosas. Autoridades que, sin embargo, acabado el acto oficial y una vez publicadas sus fotos en la prensa local, la mayoría de las veces dan la sensación de haberse desentendido, en forma clamorosa, de los asuntos que se supone son de su incumbencia y responsabilidad.
[Dicho sea, todo lo anterior, con valor de simple presunción. Porque lo que sigue, ya no es presunción, sino certeza pura y dura].
. Santa María de Biota, donde una imagen vale más que mil palabras: izda. 1-XI-2007, y dcha. 27-III-2010.
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Sobre la preciosa portada sur hay ocho magníficas figuras, del bestiario medieval, en sendas ménsulas o “canes”... Bueno, para ser más precisos, tendremos que conjugar el verbo en pretérito: “había”. Todas están, con mayor o menor grado, en proceso de disgregación. Según podemos comprobar, viendo la doble foto superior, no se trata de alarmismo sensacionalista, sino de una triste realidad.
A la izquierda se muestra la figura el 1 de noviembre de 2007, a la derecha, la misma, -pero ya “no idéntica” bestia-, el 27 de marzo de 2010. En tan sólo dos años y tres meses, el simbólico monstruo ha perdido el rostro, desde las cejas al cuello. ¿Cuánto tardará en caer lo poco que resta de él?
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Carnero “descarnado”.
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Las demás ménsulas, siguen igual camino, cada una a su ritmo. La piedra se agrieta, se disgrega y los fragmentos de arenisca, de mayor o menor tamaño, caen de forma aleatoria, inesperada, como proyectiles ciegos, con riesgo evidente para cualquiera que se acerque al templo.
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Dragoncillo “coli-descabezado”.
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Los trozos de piedra, se desprenden sin avisar y no distinguen entre fieles devotos, turistas agnósticos, o curiosos ateos. Caen, insensibles a lo que no sea la ley de la gravedad que los impele. Ciegos, como las bestias de los que proceden, hacia un vacío que, en numerosas ocasiones, es cruzado por las cabezas de los desprevenidos visitantes.
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León “desbocado...”
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Las autoridades “competentes”, están jugando una macabra “ruleta rusa” con la vida de cuantas personas van a este templo, con ánimo ya sea religioso como turístico. Desconocemos que se hayan molestado, tan siquiera, en mandar hacer un estudio sobre esta peligrosa problemática. Y el tiempo no sólo apremia, sino que corre en su contra, tanto de las pétreas figuras, cuanto de los seres humanos.
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A quien corresponda: ponga pronto remedio a este despropósito, antes que, además de lamentar la pérdida histórico-artística, tengamos que lamentar la pérdida de alguna vida humana. Aunque, teniendo en cuenta el escaso aprecio que frecuentemente demuestra por lo divino y lo humano, mucho nos tememos que sea preciso que alguien muera para que, al menos el miedo, le impulse a actuar. Sin embargo, mientras no solucione esta peligrosa cuestión, en lugar de enviarlo a la picota, nos contentaremos con verlo puesto en el cepo, pero encadenado a esa portada de Biota, justo bajo las ménsulas que se caen a trozos... Y no lo decimos por maldad, sino porque deguste en carne propia las imprevisibles consecuencias de su desidia administrativa.
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Salud y fraternidad.

sábado, 27 de febrero de 2010

Villahizán, un jirón de niebla...

Así era el templo de San Martín, en Villahizán. [Foto de los años 60, por cortesía de Alberto Calderón y su blog:
http://romanicoburgales.blogspot.com/].
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En Villahizán de Treviño (Burgos), existía un templo románico de mediados del s.XII, dedicado a san Martín. Fue reformado, durante el s.XVI, para convertirlo en un gran edificio, conservando únicamente su ábside románico y algún otro elemento antiguo empotrado en la nueva construcción. Persistió como parroquial de un barrio hasta 1875, en que falleció su párroco, y la titularidad pasó al otro templo del lugar, Santa María, de fines del XII.
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El mastodóntico edificio, en que se había transformado el templo románico, vivió una dorada decadencia durante ciento tres años más. A partir de los años sesenta empezó a notarse un deterioro progresivo de su estructura, y para 1974 ya se lo cita como un templo “en estado ruinoso”.
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No se hizo nada, cuando las grietas aumentaron de tamaño los “responsables” se limitaron a sacar cuanto de valor había y trasladarlo a la parroquial. Luego, dejaron que el asunto cayese por su peso. Y vaya si cayó, el templo se vino bajo, en 1988.
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Se hundió parte de la torre y, con ella, arrastró las bóvedas de la nave, algunos pilares, la bóveda absidal y la parte norte del ábside románico. El resto quedó en precario equilibrio, lleno de peligrosas grietas y amenazadores desplomes.
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Han pasado veintidós años y, por todo remedio, se ha colocado un vallado de tela metálica alrededor del caído muro absidal, para que zagales traviesos y turistas curiosos no entren en las peligrosas ruinas con riesgo de sus vidas.
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Precaución vana, dentro de poco caerá estrepitosamente el resto del templo, y se podrán hollar los derribados sillares sin ningún peligro. No hay más que ver la ominosa grieta, que recorre toda la fachada sur dislocando el ostentoso escudo heráldico-clerical de la portada sur.
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En el vacío cascarón del templo, los pilares se inclinan, el escombro colmata las naves, las vigas se pudren a medio caer. Lo que resta del ábside románico, se agrieta, se abre, anunciando el cercano fin de todo. Pero qué importa, total, tan sólo se trata de un edificio románico más. ¡Y tenemos tantos!
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A quien corresponda: Todavía sería posible, si las tormentas, nevadas y vendavales, de este invierno atípico acaban respetando lo que aún se mantiene en pie, conservar al menos el ábside románico, restaurar su lado norte, limpiar de escombros el resto del templo y consolidar las ruinas. Todavía sería posible, si usted dejara de mirarse el ombligo, de regodearse en sus fantasiosos planes, contando y recontando como un avaro los votos que ello va a proporcionarle.
Mientras recapacita, si aún tiene capacidad de ello, sea condenado a picota y cepo, justo al lado de esos venerables muros que, por su incuria, negligencia y rapacidad, se vienen al suelo, al polvo del olvido, y a la nada.
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Salud y fraternidad.

miércoles, 10 de febrero de 2010

¿La maldición de los Infantes de Lara...?

Esto es todo cuanto queda del Castillo de los Condes de Lara, donde nació el “libertador” de Castilla, Fernán González.
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“Tantos duques excelentes,
tantos marqueses y condes
y varones
como vimos tan potentes,
di, muerte, ¿dó los escondes
y traspones?
(Jorge Manrique, Coplas por la Muerte de su Padre, 1476).
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En el castillo del Picón de Lara, construido en 902, nació “el Buen Conde” Fernán González (910-970), paladín del separatismo independentista castellano, antes que Castilla fuese paladina de la unidad imperial hispana. De modo que, cuando Castilla consiguió su “justa y merecida” independencia, del reino astur-leonés (entre 932 y 1035), se embarcó en la santa cruzada de arrebatar su “injusta e inmerecida” libertad a los otros reinos. Pero eso son cuestiones, de “alta política”, que nuestras sencillas mentes no alcanzan a comprender, así que lo dejaremos estar, porque “doctores tiene la Iglesia... y así está el enfermo”.
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Templo de Nuestra Señora de la Natividad, Lara de los Infantes (Burgos), fachada sur.
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El Condado y Alfoz de Lara (Burgos), de cierta importancia durante los períodos romano y visigodo, tenía su centro en el lugar del mismo nombre, hoy llamado Lara de los Infantes en honor a los míticos Siete Infantes que, según su leyenda, fueron enterrados en el templo parroquial, donde se conservaron hasta el traslado de sus cabezas, a Salas de los Infantes, y sus cuerpos al Monasterio de Suso (La Rioja).
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Fachada sur, en primer término galería porticada, cegada, sobre la que se alzaron nuevos muros en el s.XVIII, detrás el muro gótico de la nave, sobreelevado en el s.XIII-XIV encima del románico.
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Tras una etapa de poderío señorial, el lugar fue entregado a la ciudad de Burgos, en 1255 por Alfonso X. Para el s.XVI, castillo y templo, amenazaban clara ruina, y en el XVIII la fortaleza estaba tan mal, que el cantero Pedro de Castañeda, tras examinar el edificio en 1752, concluía su informe con una inquietante interrogación: “¿Merece la pena gastar cuantiosos dineros en un lugar donde ya no vive nadie?”.
Los políticos actuales, parecen haber hecho suya la pregunta del cantero, para aplicarla al templo, ahora que el castillo ya ha desaparecido por su desidia: “¿Merece la pena gastar numerosos euros en el templo de un pueblo donde ya no vive nadie?”.
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Fachada oeste, superpuesta a la original en el s.XVIII. Las hiladas inferiores, junto con la portada, corresponden a la galería porticada que cerraba este costado. Una grieta, en su ángulo norte, amenaza el muro.
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El origen del templo, parece estar en un monasterio visigodo. Luego, la pujanza económica y el poderío político, propiciaron que todos se turnasen para “meter mano” a este templo prerrománico, del s.XI: románicos, góticos, renacentistas, barrocos... Parece que, el edificio original, era de nave única y ábside, que a inicios del s.XII se amplió con dos naves menores, de absidiolos incrustados en el muro. A mediados del XII, se añadió un atrio porticado, en los lados sur y oeste, y a fines de dicho siglo una torre, al sureste -cuya parte superior es del s.XVII-. Al interior, la nave tiene bóvedas estrelladas del s.XVI, y el crucero cúpula sobre pechinas del s.XVII. En el s. XVIII se adosó la sacristía, y elevaron los muros perimetrales sobre la galería porticada.
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Portada oeste de la galería porticada, detrás la portada principal del templo.
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Portada oeste del templo, s.XII, con ricos capiteles de estilo “silense”.
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Por supuesto, el templo está declarado “Bien de Interés Cultural” (25-6-1982). Y ya sabemos que clase de papel mojado es ese pomposo título...
Su portada oeste, inicios s.XII, reposa las apuntadas arquivoltas sobre magníficos capiteles de escuela silense, donde predomina el bestiario sobre las escenas de mitología sagrada. Toda ella se encuentra “convenientemente” encalada, para “lucir más bonita”. Gruesas capas de cal, que los elementos climáticos van “decapando” lentamente, para dejar al descubierto parte de la antigua policromía... Encalado que cubre, con su “singular estética”, todo el interior, incluso los sugerentes capiteles primitivos, por no hablar de los coloridos repintes arco iris.
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La original galería porticada, aplastada bajo los muros del XVIII, está brutalmente maltratada. Sus arcos fueron cegados, algunos han perdido columnas y capiteles...
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La portada sur, de acceso a la galería porticada, ha quedado reducida a la mitad y cegada. La parte que falta fue destrozada en el XVIII, junto con el resto de la galería de este sector, para añadir una capilla.
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Gracias a la informática hemos reconstruido, parcialmente, como debió ser esta entrada de la galería.
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Algunos arcos de la galería, sobre ser cegados para colocar una grosera ventana enrejada, han perdido sus columnas y capiteles.
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Otros arcos están cegados, por el procedimiento de embutir en ellos sillares sacados al destruir otras partes románicas, así se distingue alguna piedra tallada, como ese arquillo que parece remate de vano aspillerado.
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Al interior de la galería, se aprecian las vigas con que se apuntalan los altos muros, faltos de tejado, y de nuevo los “cascotes” que ciegan los arcos.
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A quien corresponda: Deje de plantearse ese interrogante que tanto le gusta: “¿Merece la pena gastar numerosos euros en el templo de un pueblo donde ya no vive nadie?”. Porque en este pueblo sí que vive alguien, 26 habitantes censados, seres humanos con derecho a respeto. Y por aquí pasan numerosos visitantes, también humanos, con el mismo derecho a respeto.
Porque falta de respeto, es mantener este templo al borde de la ruina, como un almacén abandonado al que se ciegan sus vanos para impedir el acceso a los “okupas”.
Restaure ya, en lo posible y de forma digna, este templo, para que su declaración de “Bien Cultural” sea algo útil, que redunde en beneficio de los amantes del arte, de la historia, y sobre todo, de quienes aman su terruño.
En caso contrario, vaya a picota y cepo, sobre el Picón de Lara, para que los espíritus de los Siete Infantes atormenten sus días y sus noches, hasta que recapacite.
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Salud y fraternidad.

martes, 12 de enero de 2010

¿Picota “enrollada” o Rollo “empicotado”?

El castro arévaco, sito en la vía romana que une Segontia con Uxama, pasando por Termancia, se conoce desde el medievo como Retortillo, ahora apellidado “de Soria”. Fue una villa amurallada, de cuyo cerco restan algunos lienzos y dos de sus puertas. Del s.XIV es la “Puerta del Oeste”, popularmente conocida como “Arco de Abajo” o “Arco de Sollera”. Pasando bajo el arco, guarnecido por altas torres de flanqueo, con sus matacanes, se sube una larga calle que va a dar a su Plaza Mayor, en cuyo centro se alzaba la característica picota.
Al coronar la empinada cuesta y desembocar en la plaza, nos espera una sorpresa, en medio del espacio público se levanta ahora una “cosa”, que todavía hace a muchos retortillenses, o “aforrines”, encomendarse a Nuestra Señora del Prado, románica patrona de la villa, cada vez que se topan con el bulto...
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En el centro de la plaza se irguió, durante siglos, una picota o rollo jurisdiccional, hasta que, en 1931, el diputado de Izquierda Republicana, Artigas Arpón (1881-1950?) mandó sustituirlo por una “moderna” farola, elemento más progresista y práctico. Hace dos años, debido al renovado interés por la historia y monumentos del pasado, la farola se “transplantó” a los remozados lavaderos, para colocar en su lugar un “monumento conmemorativo” de la perdida picota.
Nos parece muy bien, el problema es que, el “presunto monumento”, se parece a una picota como un huevo a una castaña. Se trata de un conjunto pétreo, más adecuado para una rotonda cualquiera, donde tantos “monumentos” al absurdo se elevan, que para una plaza rural donde se pretende conmemorar algo concreto “y reconocible”. Aunque claro, “i-reconocible” si que es, tanto, que la juventud del lugar, desconociendo sus antecedentes, lo ha bautizado como “el mechero”.
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A quien corresponda: los “aforrines” no se merecían esta ofensa cultural, así que, por desvirtuar el recuerdo, amén de la estética ancestral, de picotas y rollos jurisdiccionales, con este “monumento” geométrico-engendroso, vaya usted a picota y cepo, hasta que el paso del tiempo derribe esa pesadilla conceptual. Pesadilla que habrá costado sus buenos euros, aunque mejor será no entrar en el cuánto, el quién, el cómo y el por qué...
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Salud y fraternidad.