Es imaginable el regocijo que debió originarse allá por 1974, cuando este pequeño pueblo, del norte burgalés, se vió agraciado con el primer premio de la lotería de Navidad. Tan contentos quedaron sus habitantes, que decidieron colocar una placa conmemorativa del hecho.
Lo curioso es que la instalaron, en blanco marmóreo para mejor destacar, sobre la fachada del templo parroquial. Al leerla, no se comprende bien que la situaran aquí, pues no es de agradecimiento a su patrona, la Virgen de las Nieves, a la que ni se nombra. Antes bien, el único mentado, como si todo el mérito fuese suyo, es la persona que vendió el número premiado.
Si se trata de un exvoto a la Virgen, por el favor recibido, es un exvoto "sobreentendido", hay que adivinar que lo es. Y si, por contra, es un memorial agradecido al vendedor del número, bien podían haber puesto la placa en casa de éste, en el ayuntamiento, o en cualquier otro lugar.
No seremos nosotros, quienes censuremos o no la gratiud y piedad de estas gentes, cada uno sabe lo que pasa en su casa, sin que los de fuera vayamos a enmendarles la plana. Pero, durante demasiados años, los templos han servido como soporte para tantos tipos de placas, algunas de triste memoria por la discriminación que establecían entre "buenos" y "malos", que no podemos menos que pedir moderación.
A quien corresponda. Controle la colocación de placas en los templos, lugares hay a propósito, para que cada cual deje constancia de sus afanes, alegrías y pesares, sin necesidad de atosigar las paredes románicas, que ya tienen mensaje propio. Si no lo hiciere sea condenado a picota y cepo, con pan y agua por todo alimento, durante cuarenta días y cuarenta noches.
2 comentarios:
Ya se que esta firma viene con un quatrimestre de retraso, pero es que me ha hecho gracia poner el nombre de mi pueblo y ver la placa de la loteria. La qual agració a partes iguales a mi familia; a una mitad le tocó y a la otra mitad no.
Respecto a la colocación de la placa, a mi la verdad nunca me ha molestado verla ahí puesta, es más desde pequeño me ha hecho gracia y era todo un motivo de orgullo el hecho de que aunque fuese hace treinta años, el gordo fuese a caer en un pueblo de mala muerte, en mi pueblo.
Y la utilización de templos para poner placas distintivas entre "buenos" y "malos". Completamente de acuerdo, a dos pasos de la placa que usted ha referenciado todavía permanece la placa a Primo de Rivera y a "los caídos por España". Esa sí que mancha y envilece cualquier pared de un lugar que se atenga a bien anomenarse santo y de reunión de "gentes de bien".
Nunca es tarde, si el comentario es bueno...
Llevas razón, dentro de las diversas placas colocadas sobre templos esa es la menos mala, reconozco que tiene su gracia y cierto encanto popular. ¡Ojalá todas fuesen de ese estilo!
A propósito, mis felicitaciones por el premio obtenido por tu familia, aunque sea con treinta años de retraso ;)
Salud y fraternidad.
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