Fachada y portada norte, tras excavar la calle y derribar el muro de cierre.
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Templo de Santa María la Real, fin s.XII, Cillamayor (Palencia).
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Como no todas han a ser malas noticias, vamos a darnos un respiro para alegrar al personal. El templo de Santa María la Mayor, en la localidad de Cillamayor (Palencia), ha sido completa y felizmente restaurado.
Cuando, años atrás, fotografiamos su fachada norte, se encontraba en vergonzoso estado. Allí había una portada, pero estaba cegada y el desnivel de la calle había crecido, al paso del tiempo, hasta cubrir la mitad del muro. El arrastre natural de tierras, fue oficialmente admitido y se colocó encima una práctica capa de cemento. Siglos de olvido quedaban, pues, sellados y bien sellados.
La sorpresa vino cuando, los restauradores, propusieron una solución lógica. Conservar parte de la calle a su nivel y rebajar la otra parte, próxima al templo, para recuperar la portada. Sorpresa doble. Una, al rebajar la calle quedó al descubierto un cementerio medieval, con tumbas de lajas y sarcófagos antropomorfos. Dos, suprimido el muro, apareció una portada románica de magníficos capiteles simbólicos.
Felicitemos a los autores, intelectuales y materiales, del proyecto. Felicitémonos, de poder verlo, y soñemos ver repetido el milagro en otros lugares. ¿Cuántos tesoros románicos, escultóricos y arquitectónicos, quedarán todavía ocultos esperando ver la luz? ¿Habrá, una vez más, quien considere útil sacar del olvido esas viejas piedras?
A quien corresponda. Por una vez, haga lo correcto, no por miedo a la picota y el cepo, sino por el placer de hacerlo. Restaure y divulgue el patrimonio románico, y que la Diosa Madre y el Dios Padre se lo premien.
Cuando, años atrás, fotografiamos su fachada norte, se encontraba en vergonzoso estado. Allí había una portada, pero estaba cegada y el desnivel de la calle había crecido, al paso del tiempo, hasta cubrir la mitad del muro. El arrastre natural de tierras, fue oficialmente admitido y se colocó encima una práctica capa de cemento. Siglos de olvido quedaban, pues, sellados y bien sellados.
La sorpresa vino cuando, los restauradores, propusieron una solución lógica. Conservar parte de la calle a su nivel y rebajar la otra parte, próxima al templo, para recuperar la portada. Sorpresa doble. Una, al rebajar la calle quedó al descubierto un cementerio medieval, con tumbas de lajas y sarcófagos antropomorfos. Dos, suprimido el muro, apareció una portada románica de magníficos capiteles simbólicos.
Felicitemos a los autores, intelectuales y materiales, del proyecto. Felicitémonos, de poder verlo, y soñemos ver repetido el milagro en otros lugares. ¿Cuántos tesoros románicos, escultóricos y arquitectónicos, quedarán todavía ocultos esperando ver la luz? ¿Habrá, una vez más, quien considere útil sacar del olvido esas viejas piedras?
A quien corresponda. Por una vez, haga lo correcto, no por miedo a la picota y el cepo, sino por el placer de hacerlo. Restaure y divulgue el patrimonio románico, y que la Diosa Madre y el Dios Padre se lo premien.
1 comentario:
¡Que así sea!
Y gracias por la noticia, Alkaest.
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