jueves, 24 de abril de 2008

Et in picota, ego

Templo de San Bartolomé, inicios s.XIII, Cañón del Río Lobos, Ucero (Soria).
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El templo de Artemisa, Diosa Madre negra de Éfeso, séptima maravilla de la antigüedad, fue destruido a causa de un incendio provocado, el 21 de julio del 356 a.C., por un mendigo loco que buscaba así inmortalizar su nombre. Los indignados efesios, hicieron lo posible por borrar todo recuerdo de ese nombre, pero por medio de Estrabón, que era un gran chismoso, sabemos que el incendiario fue un tal Eróstrato. Han pasado 2364 años, pero sus imitadores continúan actuando impunemente. Ese desarreglo de la personalidad, o como queramos llamarlo, por el que ciertos individuos mentalmente débiles se sienten impulsados a reforzar el ego, mediante la difusión de su nombre en los monumentos famosos, es una maldición sin fin. Una horda de tales bárbaros ha pasado por Ucero y violado su sagrado recinto, no conforme con “grafitear” los sillares del ábside, ha mutilado los capiteles de la portada y arrancado sus columnas. El malsano placer de afear la belleza, también se ha globalizado. ¿Somos un poco culpables, quienes ayudamos a popularizar éste mágico lugar?
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Hasta los años 80, del siglo XX, pocos conocían la existencia del templo románico de San Bartolomé de Ucero, en el cañón del río Lobos (Soria), atribuido a la Orden de los Caballeros del Temple. Todo lo más los lugareños, sus vecinos, y quizá algún estudioso local de los templos medievales. Pero entonces aparecimos varios investigadores heterodoxos, jóvenes unos, maduros otros, aunque todos entusiastas e idealistas, que creímos nuestro deber compartir con la humanidad tales maravillas del medievo. En libros, conferencias, revistas y coloquios, dimos a conocer aquellos prodigios de arquitectura y simbolismo, como el templo de Ucero.
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El gusto por la vida y los enigmas medievales se difundió como la pólvora, creció el número de viajeros que acudía a tales monumentos. Y creció tanto, que a los viajeros se unieron los turistas, a éstos los curiosos, y a ellos los ociosos. Esos que se desplazan –viajar es otra cosa mucho más seria-, sólo para ocultar el vacío interior, no para llenar el espíritu. Entre estos se encontraban los modernos “Eróstrato”, aquellos que, al dejar una huella de su paso, creen reafirmar su autoestima diciendo “Yo estuve aquí. ¡Mirad que grande soy!”. Cuando, en realidad, al mancillar los monumentos con sus groseras iniciales, lo que hacen es dejar la brutal marca de sus pezuñas, mientras nos gritan “¡Hacedme caso, no soy nadie y pretendo ser alguien!”.
A quien corresponda. Quiero asumir mi cuota de culpa. Por esta vez y sin que sirva de precedente, voy a ponerme voluntariamente en picota y cepo, a pan y agua, durante siete días con siete noches. Mientras entono un contrito Mea culpa, pues me siento parcialmente responsable de estos desaguisados por haber creído, en mi juvenil ingenuidad, que si enseñaba estas perlas habían de acudir los sabios a admirarlas, pero no los puercos a pisotearlas. Magna mea culpa.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias a ti, y a otras personas que como tú divulgan el valor y la belleza, yo, seguro que una más entre muchos, he podido disfrutar, conocer y admirar cada día más y sin causar ningún daño, creo, algunas de esas joyas que nos han sido legadas.

En consecuencia, humildemente pido clemencia para ti y que, así, te sea perdonada la condena atendiendo al bien que tu conducta ha generado y en el futuro seguirá generando.

Alkaest dijo...

Amiga Almudena, gracias por tu generosa comprensión. Y por interceder en favor de este sencillo investigador. Espero que el "Día del Juicio", si no puedo presentar otros méritos, al menos pueda alegar que, con mis divulgaciones histórico-artísticas, le he alegrado algunos ratos a personas como tu y enriquecido su espíritu.
Salud y fraternidad.

Amio Cajander dijo...

Sin conocer,y por tanto sin poder valorar, tus probables virtudes, pido también clemencia para ti, ya que escaso es el mal que realizaste y débil la relación causa-efecto por la que se te condena.

Hoy en día el mundo y sus maravillas, apenas pueden permanecer ocultas a la vista de los hombres, su admiración y sus vilezas.

Lamentablemente, como seguro que bien sabes, asi se escribe la historia... lo que llevó años hacer y siglos conservar puede ser deteriorado en minutos. Los culpables no pueden escapar de su condena, su propia miseria encadenada a su tobillo por lo que les queda de vida.

Ruego pues sea revisada la condena autoimpuesta y como mucho que sea conmutada por trabajos para la sociedad consistentes en ayudarnos a admirar lo que otros desprecian.

Amio Cajander
llegado desde el Ojo de Soria

Alkaest dijo...

Amigo Amio, reconforta encontrar gentes tan comprensivas, después de haber luchado a brazo partido contra toda clase de endríagos y gárgolas, públicos y privados.
Prometo cumplir esos "trabajos comunitarios", con tanta o más fuerza que aquella con la cual inicié este blog.
En próximas fechas volveré a la carga, con más denuncias sobre "necedades", "absurdos",
"despropósitos" y otros horrores perpetrados con alevosía sobre los edificios románicos.
Salud y fraternidad.

Carso dijo...

compañero Alkaest,
el abandono y la ignorancia de la que el patrimonio español ha sufrido tantas veces, ha sido, a veces, su mayor protector, pero a menudo también ha permitido el expolio (las pinturas de san baudelio en el metropolitan de nueva york, los claustros despedazados y replantados como árboles de hoja perenne en las propiedades de rockefellers de turno...).
por otro lado, los cafres que dejan sus grafitis y los restos de sus comidas no siempre son los turistas que se acercan con la cámara en la mano, sino los propios paisanos que utilizan restos de cualquier época y valor artístico para funciones tales como las de guardar los rebaños.
en fin, que quien esté libre de culpa que lance la primera piedra, pero no contra san bartolome, por dios!!!
por cierto, que hablé con él el otro día y me ha dicho que puedes estar tranquilo, tu porción de culpa no ha manchado tu historial y quedas perdonado.
no hay nada como ser omnimagnánime!!!
saludos desde tiermes.blogia.com

(yo también llegué desde el ojo)

Alkaest dijo...

Gracias compañero Oscar. Soy consciente de la cuota de culpa que atañe a cada cual, foráneos y autóctonos. ¡En todas partes cuecen habas y en mi casa a calderadas! Por eso mis denuncias, salvo excepciones muy puntuales, no citan nombres. Pero considero paradojicamente lamentable, que tras haber "casi" superado la etapa del saqueo por abandono, ahora entremos en la del destrozo por la popularidad.
En cualquier caso, me siento muy reconfortado por la solidaridad de tantos, hasta ahora desconocidos y en adelante amigos, que han intercedido por mi, a fin de levantar la "autocondena" que me impuse. Quede pues levantada, que el cepo ya me estaba entumeciendo manos y pies.
Salud y fraternidad.