jueves, 30 de julio de 2009

Pasarela Cibeles. Pasarela Gaudí. Y ahora: ¿“Pasarela Escalada”?.

Nada más llegar al magnífico templo, visigodo-mozárabe, de San Miguel de la Escalada (León), nos topamos con un mal presagio. El gran cartelón, bien visible, bien rojo, bien grande –a ver que comunidad, u organismo oficial, lo tiene más grande-, referido a su restauración. Aunque siempre es una suerte que restauren monumentos, no deja de resultar un fastidio que hayamos escogido precisamente tales fechas para visitarlo, todo lleno de andamios y redes. Pero bueno, vaya nuestra desazón a cambio del beneficio que ello representa para el edificio.
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Lo que resulta menos comprensible y aceptable, es el extraño cuerpo geométrico colocado ante la remozada fachada principal. ¿Es una nave alienígena? ¿Una “escultura” trans-post-modernista”? ¿Una puerta dimensional? ¿Una trampa para turistas incautos...?
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¿Seguro que no se han confundido de emplazamiento? ¿No iría destinado, ese artilugio, al museo Guggenheim de Bilbao y equivocaron la entrega? Aunque, no, una vez de cerca vemos que en sus paneles hay información sobre el templo al que afea y desprestigia. No salimos de nuestro asombro. ¿Acaso los “ideólogos” del engendro, han pretendido utilizarlo como “simbólica puerta de acceso” de la “modernidad”, hacia ese magnífico monumento, que tiene puertas propias con calidad suficiente para no necesitar maquillajes contemporáneos?
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Lo mejor, en todo este “aborto de la inteligencia”, es esa seudo-pasarela para desfile de modas. Uno puede imaginarse perfectamente, tales tablas, en Madrid, Milán o Barcelona, mientras las “presuntas macizas” muestran ropas imposibles que nadie vestirá… Lo que uno no puede, es imaginar, y mucho menos ver hecha realidad, esta pesadilla junto a un edificio del s.X, declarado Monumento Histórico Artístico desde 1886.
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A quien corresponda: Es posible que usted no tenga bastante con su señora y sus presuntas queridas, y necesite esa “pasarela de modas”, para tener fantasías eróticas con modelos rubias de piernas interminables. Pero, desde luego, ese monumento: “la obra más exquisitamente bella de todo el prerrománico leonés”, no la necesita en absoluto.
Rectifique, antes que los materiales de que está compuesta se degraden, por el clima y el “paisanaje”, y aquello quede convertido en un basurero. Mientras se lo piensa, vaya a picota y cepo, a ser posible en una picota colocada al extremo de cierta pasarela, por la que desfilen sin cesar todos los monstruos del bestiario románico.
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Salud y fraternidad.

5 comentarios:

Carlos Sousa dijo...

"Su señora, presuntas queridas, rubias de piernas interminables, presuntas macizas..." Carallo!! pensé que me confundiera de blog...
La verdad que lo de la pasarela no tiene perdón, pero lo peor es que tampoco tiene explicación ninguna.
¿Será para señalar la entrada, previo pago en esa taquilla potmoderna?

¿Para tomar unas fotos, así como en plan absurdos?

¿Para hacer más llevaderas esas promesas de hacer una procesión de rodillas?...

Ya contarán.

No viene al caso, pero el cartel de la entrada me recuerdan a estos que pusieron los del gobierno con el "Plane". En mi zona estamos plagados de ellos. Para el cambio de un par de bombillas en el alumbrado público, ya colocan uno de esos de por lo menos cinco metros por cuatro. De escándalo, menudo gasto de dinero en los cartelitos...

Me alegro que te gustaran los cruceiros. Un saúdo.

Alkaest dijo...

Compadre Carlos, aquí, después de contemplar el "engendro", tal vez habría venido bien esa frase tópica, tan gallega: "¿E logo...?"

Aunque mi vecina, que es un alma cándida, opina que si esa gente no compra cartelones, a los fabricantes de cartelones, de que van a vivir esas criaturas, que también tendrán que darle pan a sus hijos, y móviles, y motos, y X-BOX, y etc. ¿Es que no tenemos corazón, con las necesidades de esos angelitos?
Su marido, que es peor pensado, cree que todo se debe a que, los encargados del tema, tienen un primo, de la cuñada, del hermano de su tío, que fabrica cartelones y, a cambio de una "priopinilla", le encargan los trabajos. Y como el dinero es "público", o sea nuestro, mientras más grandes sean los cartelones, más gana el pariente y la "propinilla" se convierte en "propinaza"...
¡Maledicencias del pueblo llano, que tiene mucha envidia de los que triunfan!

Salud y fraternidad.

Rubén Oliver dijo...

Alkaest dijo:"¡Maledicencias del pueblo llano, que tiene mucha envidia de los que triunfan!"

Triunfo pírrico,gloria eximia,cerebro escaso,pasarela...de vanidades...beneficio neto.
Picota con lista de espera...

¿Algo más raro no tenemos para "adorno" de monumentos?...

Un saludo.

Alkaest dijo...

¡Calla Riviere, calla! ¡No les des ideas! Que hay un concuñado de la suegra, del nieto de la portera, del Director General del negociado de Afeamiento de Monumentos, que tiene un taller de aluminios. Y quien, sabe que horrores pueden salir de ahí...

Salud y fraternidad.

Rubén Oliver dijo...

Aparte que en el cartelón colorao,dice:"adecuación del entorno"...Ahora vaya usted a saber,lo que entiende el "de turno" por "entorno" y por "adecuar"...Penita,pena...