Mieres,
a la derecha templo de San Xuan de La Pasera, hacia 1920, poco antes de su derribo.
[Postal de inicios del s.XX].
El
Camino Jacobeo que venía bordeando la costa cantábrica, a cuyos puertos
arribaban numerosas naves cargadas de peregrinos, tenía su encrucijada en
Oviedo. Desde aquí partía un ramal hacia León, atravesando el puerto de
Pajares, para unirse allí con el Camino Francés. Era un camino de dos
direcciones, muchos peregrinos regresaban de Compostela por esta ruta y otros
se desviaban por ella para visitar la Catedral del Salvador en Oviedo.
Tanto
tránsito hizo que se abrieran numerosos albergues, hospitales, malaterías y
demás establecimientos destinados a la atención de los peregrinos. Uno de ellos
estaba situado en la ladera sur del Picu Gúa, entre Mieres del Camín y el alto
de El Padrún, en la aldea de Copián.
Se
tiene constancia que, en 1103, Alfonso VI donó una heredad en el Monte Copián
al cabildo de San Salvador de Oviedo con el fin de edificar allí un hospital de
peregrinos. En 1143 Gonzalo Bermúdez y su mujer Cristina Peláez, donan a la
Catedral de Oviedo el templo de Santa María que habían levantado en Copián, para
que sirviese de capilla a la hospedería y como parroquia vecinal.
Portada
románica del templo de San Xuan de La pasera, en Mieres, antes de su traslado.
[Foto,
de MSR/RIDEA, procede de la Enciclopedia del Románico en Asturias, Ed.
Real Instituto de Estudios Asturianos, vol. 1 p.498].
En
1220 el obispo Juan y el cabildo de la Iglesia de Oviedo, dan a Martín Arias y
Pelayo Yáñez, “una heredad en el Monte
Copián, que limita con Santa María de Copián y Santa María de Aguilar, para que
levanten un hospital para pobres, peregrinos y transeúntes”. ¿Acaso el
viejo hospital se encontraba en mal estado, o se había quedado pequeño, y era
preciso renovarlo?
Parece
que, al tiempo de renovar el hospital, se amplió también el templo en estilo
románico normando.
En algún momento indefinido entre 1220 y 1307, el nuevo conjunto, hospital-alberguería y capilla, pudo pertenecer a la Orden del Temple, de ahí que desde entonces se nombre como “Convento de Santa María de Copián”. A mediados del s.XVII todo estaba ya en ruinas, cuando Jovellanos pasó por allí y recogió esta noticia de los lugareños: “dice el vulgo que hubo templarios” (1). Otra tradición oral, añade que en el vecino alto de El Padrún “hubo un castillo de monjes-guerreros...”
La
portada de San Xuan de Mieres ¿o Santa María de Copián?, dibujada por “Benxa”.
[Benjamín
Álvarez, Una comarca a punta de lápiz,
Jijón 1975].
Como
en tantos casos, los vecinos de Copián fueron desmantelando las ruinas y reutilizando sus
piedras para reparar muros, levantar cercados, o remendar sus casas y establos.
Para acabar de “arreglarlo”, en 1899 un incendio asoló Copián destruyendo
prácticamente todo el pueblo.
No obstante, todavía quedan algunos restos pétreos
del citado templo repartidos por el lugar, en casas y huertos, que podrían
haber pertenecido a una portada del edificio románico del s.XIII: una imposta
con moldura de dientes de sierra, una dovela de arco con zigzag doble y
retícula romboidal, y un sillar alargado de idéntica decoración.
Otros restos existieron
hasta no hace mucho, y fueron dibujados por “Benxa” en su Laminarium (2), aunque luego han desaparecido “misteriosamente”: un
sillar con dientes de sierra y otro con ajedrezado jaqués, un canecillo, etc.
Sin
embargo, es posible que la mejor parte del templo de Santa María de Copián se
salvase: su portada, románica normanda, trabajada a base de singulares “cabezas
de pico” (3).
Un
resto del templo de Santa María de Copián, dibujado por “Benxa”.
[Benjamín
Álvarez, Una comarca a punta de lápiz,
Jijón 1975].
El
templo de San Xuan, en Mieres, se localizaba en el núcleo de La Guareña, cerca
del puente de Requexu. Una desmesurada crecida del río Caudal, el 30 de mayo de
1670, arrasó gran parte del poblado y su templo románico. Los supervivientes
trasladaron sus viviendas a un terreno más seguro, a salvo de futuras riadas,
en el núcleo de La Pasera.
Allí levantaron su parroquial, aprovechando cuanta
piedra se pudo salvar del arrasado templo de La Guareña. ¿Se trajeron entonces
los restos de Santa María de Copián, al nuevo edificio barroco de La Pasera?
Diversos historiadores, apoyados en la tradición local, afirman que la portada del ruinoso templo conventual del vecino Copián fue desmontada y llevada a Mieres, para adosarla al nuevo templo barroco de San Xuan de La Pasera. Otras piedras románicas, que a principios del s.XX todavía rodaban por diversos lugares de Mieres, puede que tuvieran idéntica procedencia.
Arquivoltas
de la portada de San Xuan, en Mieres. ¿Procede de la capilla de los Templarios de Copián?
[Foto,
de MSR/RIDEA, procede de la Enciclopedia del Románico en Asturias, Ed.
Real Instituto de Estudios Asturianos, vol. 1 p.498].
Durante
257 años, la bella portada, con capiteles vegetales, motivos florales y
arquivoltas a base de dientes de sierra, ajedrezado, zigzag y unas inquietantes
“cabezas de pico”, destacó en la fachada del insulso templo barroco en que
había sido empotrada. Pero el nuevo siglo trajo nueva riqueza a Mieres, el
negocio del carbón hizo crecer desmesuradamente al pequeño pueblo, que
multiplicó sus habitantes. El viejo núcleo se expandió y absorbió los núcleos
vecinos, las callejuelas se convirtieron en avenidas, las casitas en bloques de
pisos.
La parroquia de San Xuan resultaba ya insuficiente para tantos
feligreses, por lo que se acordó levantar una más amplia. Dicho y hecho, el día
de san Juan de 1927 se celebró la última misa y aquel verano las piquetas
fueron desenvainadas con presteza. En pocas semanas el edificio, atacado con la
saña destructiva propia de los nuevos ricos, se vino al suelo. El clero, ante
la perspectiva de un templo nuevo, moderno y más grande, se desentendió de las
viejas piedras cuyo destino dejó a la discreción de las cuadrillas demoledoras.
Diversos
elementos del templo de San Xuan, muchos hoy perdidos, dibujados por “Benxa”.
[Benjamín
Álvarez, Una comarca a punta de lápiz,
Jijón 1975].
Contaban
los viejos del lugar que, desmontada la portada románica, los obreros no sabían
qué hacer con aquellas piedras, así que las amontonaron a la orilla del río,
junto al puente de Requejo, para arrojarlas al cauce y ahorrarse así el trabajo
de transportarlas más lejos.
Quiso la casualidad, la suerte, o el destino, que
en tal momento pasara por allí un miembro de la rica familia gijonesa
Rodríguez-San Pedro, hombre de cultura, que al ver aquello preguntó a los
operarios por el destino de tales piedras labradas.
Al conocer sus bárbaras
intenciones y visto el desinterés e ignorancia que mostraban por tal joya,
ofreció al capataz cinco mil pesetas por la portada. El hombre y su cuadrilla
no lo pensaron dos veces, el dinero cambió de manos visto y no visto, el noble
contrató un camión con igual rapidez y se cargaron las piedras para el
traslado.
Arquivoltas
del templo de San Xuan, en su emplazamiento de La Pedrera (Xixón).
[Foto,
de MSR/RIDEA, procede de la Enciclopedia del Románico en Asturias, Ed.
Real Instituto de Estudios Asturianos, vol. 1 p.498].
Cuando
se difundió el rumor de que alguien estaba intentando comprar las piedras, el
alcalde, Vital Álvarez Buylla, se apresuró a buscar la cuadrilla de obreros decidido a ofrecer el doble o el
triple, pero ya era tarde, el vehículo volaba por la carretera de Castilla
rumbo a Gijón. En la cabina, iban el asombrado conductor de tan insólito porte
y el no menos asombrado señor Rodríguez, que no podía creer cómo le había
sonreído la suerte.
Hay que hacer una precisión, el comprador no fue, como se ha repetido erróneamente, el conde Faustino Rodríguez San-Pedro (4), político conservador que ejerció como Alcalde de Madrid y Ministro de Hacienda, Estado e Instrucción Pública, pues dicho caballero falleció en 1925, dos años antes del derribo de San Xuan de La Pasera. Aunque lo de menos es la personalidad del “salvador” de nuestra portada, sino el hecho fortuito de que estuviese en el lugar adecuado en el momento adecuado.
Detalle
de las arquivoltas del templo de San Xuan, en su estado actual.
[Foto,
de MSR/RIDEA, procede de la Enciclopedia del Románico en Asturias, Ed.
Real Instituto de Estudios Asturianos, vol. 1 p.498].
De
tan rocambolesca manera se salvó este magnífico ejemplar románico, que la
familia llevó a su “Quinta de los Condes”, en el barrio de La Pedrera (Xixón),
donde la montó y se conserva como entrada a la torre neorrománica. Por
desgracia, los demás elementos románicos del templo se perdieron
irremisiblemente. ¿Arrojados al río? ¿O tal vez “tomados en custodia” por
algunos “voluntarios”?
Algunos
de tales restos fueron a parar, en Mieres, a la casa de los señores Martínez Vigil y
Vázquez de Prada, donde en 1969 los pudo ver y dibujar “Benxa”. A finales de
los 80 fueron “redescubiertos” y una parte se expuso en la Casa de Cultura, sorprendentemente
meses después aparecieron tirados en el callejón del Sinagua. “Un malentendido
de cierto empleado municipal”, se dijo, y los volvió a recoger el Ayuntamiento
para almacenarlos en sus sótanos, donde suponemos que continúan... Del resto,
que quedó en casa de los Martínez, se desconoce su actual paradero.
La
portada de San Xuan, recolocada en la torre de la “Quinta de los Condes”, en La
Pedrera (Xixón).
[Foto,
de MSR/RIDEA, procede de la Enciclopedia del Románico en Asturias, Ed.
Real Instituto de Estudios Asturianos, vol. 1 p.498].
Cuando
hace tiempo, desde el Ayuntamiento de Mieres, se sugirió la posibilidad de
comprar a la familia Rodríguez-San Pedro la célebre portada, los actuales miembros
se negaron alegando que, a pesar del buen estado de conservación, la remoción
de los sillares podría afectar gravemente al conjunto… Y teniendo en cuenta la
errática actuación del Ayuntamiento, con los restos románicos, quizá no les
faltaba razón a los señores Rodríguez.
Aunque
quizá pesó más en su ánimo el afán coleccionista, pues sabido es que, dicha
familia, posee otro templo románico “trasplantado” de su lugar de origen. Se
trata de Santa María de Leorio, un pequeño templo del s.XII, con nave, ábside
curvo de canes geométricos y una curiosa portada, quizá del mismo taller que
trabajó la de Santa María de Piedeloro (Carreño).
Destruido el edificio en la
guerra civil de 1936, la condal familia Rodríguez lo reconstruyó en el cementerio
de La Pedrera para utilizarlo como panteón familiar. Dicen los vecinos, que
aquellos buenos burgueses hicieron un pacto con el señor cura de Leorio: él les
dio las piedras que quisieron del arruinado templo, las cuales cargaron en un
carro de bueyes hasta el cementerio, y ellos le cedieron unos terrenos para
ampliar el camposanto.
Arquivoltas
a base de “cabezas de pico”, de origen normando, que forman un curioso grupo
tipológico en Asturias.
[Foto,
de MSR/RIDEA, procede de la Enciclopedia del Románico en Asturias, Ed.
Real Instituto de Estudios Asturianos, vol. 1 p.498].
Sean
cuales fueren los motivos que los impulsaron: coleccionismo, amor al arte, ostentación,
generosidad, o “cosas de nuevos ricos”, hay que agradecer a los Rodríguez-San
Pedro el haber salvado la portada de Mieres y el templo de Leorio. Algo en lo
que las “autoridades competentes” se han mostrado bastante incompetentes…
Eso
sí, el agradecimiento sería completo si tuviesen a bien facilitar el acceso a
su finca para fotografiar la portada de Copián-Mieres.
A quien corresponda: tome buena nota de éste y otros sucesos similares de antaño, porque tales despropósitos, o parecidos, no son cosa del pasado, continúan sucediendo cada día ante sus “competentes” narices. Si persiste en hacerse el loco, sea condenado a picota y cepo, hasta que le dé la real gana de tomar cartas en el asunto.
Salud
y fraternidad.
_______________________________________________________________________
(1)
Melchor Gaspar de Jovellanos (1744-1811), Diarios (1790-1801), Ed. Julio
Somoza, Oviedo 1953, t-I, p. 354.
(2)
Benjamín Álvarez, “Benxa”, Laminarium de
Mieres y Lena, 1975.
(3)
Se tiene noticia de que en el vecino Sotiello (Lena), al sur de Mieres hubo una
portada semejante a la de Copián. Ver nuestro blog “Laberinto románico”, donde
hace poco realizamos una entrada sobre estos curiosos pájaros de piedra
asturianos:
(4)
El título le fue concedido a título póstumo, en 1927, por el rey Alfonso XIII.
3 comentarios:
Prefiero no comentar, lo que me parece las burradas que contra el Arte y el Patrimonio en general se han cometido y se vienen cometiendo en este país a lo largo de los siglos, y agradezco los datos que aportas. Como dices, habrá que intentar acceder a la finca privada donde se guarda la portada de Copián. Una portada, en teoría 'probablemente relacionada' con el Temple que, por sus características, viene a señalar la posible relación entre éstos y ese misterioso 'taller normando' que, al parecer, se estableció en la provincia astur, siendo su zona de mayor influencia, como sabes, Villaviciosa y su entorno. Tal vez los ríos asturianos guarden tristemente más 'oro artístico' del que nos imaginamos, teniendo en cuenta que apenas quedan 5 ó 6 de los más de noventa monasterios que se levantaron en Asturias. En cuanto a las hospederías, quizás siguiendo el denominado camino de la Costa, se puedan localizar indicios de interés, algunos de ellos con probable relación con los fratres. Ahora mismo no lo tengo a mano, pero a tal respecto, hay un interesante libro publicado por GEA (Grupo Editorial Asturiano), cuya lectura te recomiendo, pues también toca el tema peregrino por diferentes rutas y senderos, no carentes de interés.
Por otra parte, resulta curioso que a pesar de haber una documentación prácticamente nula, se localicen tantos fragmentos y tantas tradiciones relacionadas.
Un abrazo
¡Ay, compadre! A veces, un silencio profundo es tan significativo como un sonido estridente.
En el caso del Temple asturiano, -del "presunto" Temple astur- se produce esa paradoja: los documentos callan, el pueblo llano habla.
Bueno, los "académicos" también hablan y a veces vociferan hasta desgañitarse. Para negar una y cien veces, para desacreditar la voz del pueblo llano, para despreciar a quienes se atreven a darle aunque sea valor de simple presunción.
¿No es gastar mucha energía, tanto gritar, si están convencidos de "su" razón?
No obstante esa voz popular, una voz antigua, sosegada, persistente, convencida de lo que dice, continúa rodando entre las ruinas, haciendo eco entre las derrumbadas piedras románicas.
Podemos creer o no creer lo que nos susurra, pero lo que no podemos es ignorarla.
Salud y fraternidad.
Me ha "gustado" mucho la historia...es curiosa y rocambolesca al uso hispano... La portada es impresionante.
Un abrazo.
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