Durante una cuarentena larga de años, del pasado siglo XX, Celtiberia tuvo un régimen político que carecía por completo de sentido del humor, aunque todos hiciesen humor a su costa. En dicho contexto el director de cine Rafael J. Salviá realizó en 1955 una película titulada "¡Aquí hay petróleo!", en la que, con fina y premonitoria gracia, se caricaturizaban las fantasías petroleras del régimen junto a sus ansias de autosuficiencia energética.
Porque, en esa década de los 50, la compañía CAMPSA andaba perforando los sembrados de patatas en la comarca burgalesa de La Lora, segura de que aquello era otro "Texas". De pronto, el 6 de junio de 1964, comenzó a brotar petróleo y se desató la locura, todos estaban seguros que la apretada vida de estos lugares, la miseria del país entero, iba a desaparecer, porque España se convertiría en el "Golfo Pérsico" de Europa. Los jerarcas del régimen, inflamados de ardor patriótico-económico-religioso, declararon lindezas de semejante calibre: "Este es el mejor regalo que Dios puede hacer a España..."
Quintanilla de Escalada (Burgos), la "Casa del Médico", que reutiliza piezas románicas del perdido Monasterio de San Martín de Escalada.
Luego, todo quedó en nada. Aquel "oro negro" era de muy pocos quilates, se trataba de un crudo de baja calidad, que no puede emplearse para uso automovilístico y sólo es útil como combustible industrial. Esto, unido a que el yacimiento está fragmentado en numerosos pequeños pozos, que se agotan rápidamente, impide una explotación comercial rentable.
Así pues, la miseria no sólo no se apartó de estas tierras, sino que se acrecentó, sus habitantes continuaron emigrando a las grandes urbes, en busca del sustento que no les daban sus sembrados, ni el apestoso petróleo. Muchos pueblos languidecieron y acabaron por desaparecer, sus ruinas pueden verse hoy desparramadas por estos bellos y terribles páramos.
Canes y relieves románicos, en la "Casa del Médico".
Cerca de los "campos petrolíferos" de Valdeajos, Sargentes de la Lora y Ayoluengo, se encuentra Quintanilla de Escalada, en un bello enclave natural, bajo la sombra de Peñamayor, a orillas del padre Ebro.
En 1964, se instaló en las afueras del pueblo, junto a la carretera Burgos-Santander, la Estación de Carga del petróleo que había comenzado a extraerse en los pozos burgaleses, pero no tuvieron otro lugar "más adecuado", para tal menester, que el lugar exacto donde había estado enclavado el Monasterio de San Martín de Escalada.
Piezas del Monasterio de San Martín, en la "Casa del Médico".
A mediados del s.IX, el conde don Fernando y su esposa doña Godina, vienen con gentes de procedencia astur a repoblar el cercano castro de Siero, en Valdelateja, del que subsiste la ermita de Santa Céntola, con elementos mozárabes.
Ellos serán quienes den "al abad Roldán y sus compañeros", monjes de procedencia desconocida, quizá astur-leoneses desplazados por los musulmanes, el templo de San Martín de Escalada, que transformaron en cenobio desde el que atender las necesidades espirituales de los colonos.
Alero románico de entrelazos, en la "Casa del Médico".
El asentamiento prosperó, y en 1141 el Monasterio de San Martín de Escalada, convertido en un edificio románico de cierta entidad y belleza, es citado en un diploma del rey Alfonso VII. Sus crecientes derechos y privilegios, serán confirmados por Alfonso X, en 1262.
Cuando en 1339, Alfonso XI, vuelva a confirmar sus numerosas posesiones, ya no se habla de monjes, sino de canónigos, porque entre esas dos fechas el cenobio se ha transformado en abadía, sin que conozcamos el motivo.
Alero románico vegetal, en la "Casa del Médico".
En 1541, la abadía pasa a depender de la de Aguilar de Campoo, y comienza su decadencia, por la desidia que los canónigos de Aguilar manifiestan en la administración. En 1675, se autoriza poner pila bautismal en la ermita de San Román, en Quintanilla, porque "la abadía de San Martín, está lejos, mal atendida por los canónigos de Aguilar y con muchas humedades". En 1710, un visitador escribe: "La iglesia, muy fuerte, a lo antiguo y con sus molduras muy curiosas por fuera. Solo le han quedado algunas ruinas del claustro. Está en despoblado..." En 1785, unicamente quedaba en pie la mitad del templo, que durante el s.XVIII acabó de arruinarse lentamente.
Ermita de San Roque, en Quintanilla de Escalada.
A partir de ahí, el viejo cenobio y abadía, quedó convertido en cantera para los vecinos de Quintanilla, quienes tomaron cuantas piedras quisieron, para construir sus casas, reparar muros de las huertas, levantar cochiqueras, cercar prados, hacer establos, etc, etc.
Hoy día, podemos contemplar el mayor conjunto de piedras románicas en la llamada "Casa del Médico", que tiene empotradas en su fachada diversas piezas labradas: varios canes, un relieve, aleros con ajedrezado, vegetales y entrelazos. En la ermita de San Roque, del 1604, hay dos capiteles del monasterio a cada lado del altar, en los cuales figuran animales del bestiario y cabezas humanas entre vegetales. En 1910, escondida detrás del retablo, se encontró una "Cruz bizantina", en forma de Tau, con esmaltes, perteneciente al monasterio, que fue "trasladada" al Museo Catedralicio de Burgos.
Interior de la ermita de San Roque, con dos capiteles del monasterio a cada lado del altar.
Es posible que, en otras casas del pueblo, haya más piedras románicas, aunque en el lugar nadie suelta prenda. Y bien que hacen, teniendo en cuenta lo sucedido con la Cruz, además de los relatos que cuentan los ancianos sobre "los petroleros yankis".
En los años 60, durante la construcción de la petrolífera Estación de Carga, dicen quienes lo vieron, que un ingeniero americano encontró enterrados algunos capiteles románicos -no hay acuerdo en el número, entre uno y cinco-, "labrados con curiosas figuras", y se los llevó a su país "sin que ninguna autoridad pusiera reparos"...
Ermita de San Roque, capitel con animales y rostros humanos.
No parece que el Monasterio de San Martín de Escalada llegase a tener la importancia que otros cenobios próximos, pero en su ámbito representó un referente cultural, religioso y económico, de cierta entidad durante el medievo, protegido y favorecido por nobles y monarcas. Los escasos restos pétreos que nos han llegado, y las referencias documentales, nos indican que pudo no ser especialmente importante, pero si muy interesante artísticamente hablando.
Ermita de San Roque, otro capitel del desaparecido monasterio.
En la actualidad, mientras en alguno de estos lugares se proyecta hacer un "Museo del Petróleo", para inmortalizar aquel fiasco, la petrolera británica Leni Gas & Oil, que compró en 2007 un yacimiento que nadie quería, intenta resucitar aquel sueño y anuncia que extraerá los cien millones de barriles que se estima quedan en aquellos páramos. Cien millones de crudo lleno de impurezas, de dudoso refinado, de mínima rentabilidad, pero que de ser despreciado, como combustible, ha pasado a ser "sospechosamente" solicitado como tal por la compañía BP que pretende refinarlo en Castellón.
¿Se trata de un nuevo delirio industrial? ¿Una oscura operación económica? ¿Una nueva tragedia para la comarca, sus pueblos y su patrimonio cultural?
Dólmenes, menhires, villas romanas y templos medievales, han "convivido", mal que bien, con los pozos petrolíferos, e intentan "convivir" con los modernos aerogeneradores que invaden la comarca. ¿Se romperá ese statu quo, con el nuevo "cuento de la lechera" de los nuevos buscadores de oro negro?
A quien corresponda: Se ruega que no permita una nueva degradación, cuando no destrucción, social, cultural y natural, de la zona, bajo el pretexto del "progreso económico", que bien puede esconder algún turbio negocio relacionado con el "oro negro". En caso contrario, vaya a picota y cepo por tiempo indefinido, y a ser posible, sea mantenido dentro de un barril de crudo repleto de "jugoso" petróleo burgalés.
Salud y fraternidad.
Sobre el tema petrolífero burgalés, consultar:
2 comentarios:
Que cosas! quizá deberíamos darnos prisa en visitar esos lugares de película antes que queden ennegrecidos por un nuevo chapapote!!
Muy guapo el tema.
Abrazines
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Probablemente ya estén otra vez a la carga, pues el tema volvió a ocupar el candelero de los telediarios hace apenas unos días. Sea como sea -ya lo dejó bien claro Luis García Berlanga, que con Mr. Marshall siempre pierde el pueblo- siempre me quedará el grato recuerdo de haber recorrido esos lugares en un inolvidable viaje en agosto, donde un Magister ruteador y dicharachero me ponía convenientemente al día, mientras recorríamos el lugar intentando no perder detalle de lo poco que los buitres -tanto americanos como nacionales- habían dejado. Con ganas me quedé de subir a Santa Céntola, sin desmerecer en absoluto el espectáculo que resulta ver esa ermituca colgada como un farol en lo más alto de una extraordinaria formación rocosa. Y por cierto -y 'amenazo' con utilizarlo algún día- bien que recuerdo cierta apreciación sobre el parecido de la torre de la iglesia de Quintanilla Escalada con la célebre torre Magdala del espinoso asunto del abate Sauniere y Rennes-le-Chateau. Que como ves, Magister, el cuaderno no lo llevo nunca de adorno. ¿Tendrás que volver a aplicar en breve la picota? ¡No me cabe duda!. Un abrazo
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