lunes, 13 de septiembre de 2010

¿Obispado neurótico y feudal?

[San Pedro de Cervatos (Cantabria), en agosto de 2010, es noticia por algo que no debería ser noticia, sino derecho constitucional].
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Hemos visitado el fabuloso templo románico de San Pedro, en Cervatos (Cantabria), al menos en siete ocasiones, en el período comprendido entre 1982 y 2010. Durante las primeras seis visitas, la última de ellas en diciembre de 2006, estaba rigurosamente prohibido hacer fotos en su interior. Interrogados sobre el tema, los sucesivos guardianes detentadores de la llave -algunos de los cuales, actuaban como auténticos cancerberos, o menos finamente "perros guardianes"-, siempre respondían lo mismo, desde el amenazador: "Es orden del señor obispo, y si se incumple debo dar parte a la guardia civil", hasta el conciliador: "Si por mi fuese... pero el señor obispo no quiere", pasando por el reiterativo: "el obispado no lo permite y sus razones tendrá", o bien el inflexible: "está prohibido por el obispado, así que no insistan". Y otros "razonamientos", igual de "lógicos", convincentes y disuasorios.
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[Interior de San Pedro de Cervatos, foto obtenida dentro de la más abosluta "legalidad eclesiástica", a la que tan sólo falta el "nihil obstat" del señor obispo].
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Y de repente, sin previo aviso, como milagroso prodigio, este agosto de 2010, al presentarnos en Cervatos, con todo el pesimismo que sus antecedentes aconsejaban, nos encontramos con la buena nueva de que "SI, se permite hacer fotos del interior". Al interrogar a la, esta vez si, amable "guardesa" del templo, por tan insólito cambio de parecer, su respuesta fue tan aséptica como las de años anteriores, pero a la inversa: "El señor obispo ha dado permiso para ello". Lo que no ha dado, es ninguna explicación, ni para la pasada prohibición, ni para su presente levantamiento.
Tampoco nos paramos a más averiguaciones, sino que siguiendo el sabio refrán: "Cuando te den la vaquilla, corre con la soguilla", nos dedicamos, por fin, después de 28 años de espera, a fotografiar a placer todos los detalles interiores del templo de San Pedro, no fuese a ser que mientras estábamos debatiéndonos en el pasmado asombro, el "señor obispo" diese contraorden, apareciese una pareja de guardias civiles en las puertas del monumento, y fuésemos arrojados de allí como "el buen Jesús" arrojó a los mercaderes del Templo de Jerusalén.
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[Colegiata de Santa Cruz de Castañeda, Cantabria, cuyo señor feudal la ha declarado "coto vedado de fotos" en 2010].
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Animados por este buen augurio, nos dirigimos luego a la Colegiata de Castañeda (Cantabria), en la cual hemos estado en cuatro ocasiones, entre 1996 y 2010, para regodearnos con sus magníficas esculturas románicas. Pero, como la alegría dura poco en la casa del pobre, cual fue nuestra sorpresa al señalarnos la "guardesa", con dedo admonitorio, el ominoso al par que artístico cartelito clavado en la puerta de acceso: "No se permite hacer fotografías dentro del templo". Prohibición que, al vernos desconcertados ante el letrero, nos repitió ella de palabra, por si no sabíamos leer, o por si desconocíamos el bello idioma de Cervantes.
Nuestro pasmo, respondía a un doble motivo. Uno, porque en las tres visitas anteriores -la última en 2005- no existía tal prohibición, y pudimos hacer cuantas fotos quisimos del interior del templo, y dos, porque el monumento pertenece al mismo obispado que Cervatos...
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Interrogada por el motivo de la prohibición, la respuesta que salió de sus labios era la misma rancia retahila que, durante 28 años, nos dieron en San Pedro de Cervatos: "Está prohibido por el obispado, así que no insistan", y ante nuestro alegato de que, en el cercano Cervatos, idéntico obispado si permite las fotos, respondió impasible: "Es orden del señor obispo y yo no puedo saltármela para darles gusto".
Lo que sucedió a continuación, es surrealista. Uno de nuestros acompañantes dijo: "Haz una foto del cartel, donde se prohibe sacar fotos en el interior del templo, para ponerla en Internet como protesta de esta incongruencia". Al escuchar esto, la "guardesa" saltó como una fiera, literalmente saltó, sobre nosotros, colocándose delante de la cámara, e intentando cogerla, para impedirnos tomar tal foto. De nada sirvió, alegar que aquello estaba expuesto en un lugar público, y que, además, aquello era la puerta y no el interior del templo. La buena mujer gritaba, fuera de sí:
"Está prohibido, no pueden hacerlo, está prohibido..."
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[Interior del templo de Castañeda, 18 agosto 1998, cuando realizar fotos del mismo no nos convertía automáticamente en inquisitoriales "reos de herética pravedad"].
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Esa actitud, esa incalificable actitud, rayando en la histeria, despertó nuestro lado oscuro, y tras hacer la foto con grandes esfuerzos, levantando la cámara sobre su cabeza y sus gesticulantes brazos, le soltamos un: "Ahora llame si quiere a la guardia civil, y se meten usted y su eminencia este templo donde les quepa, que no pienso entrar aunque el propio obispo me lo pidiera de rodillas. Y no dude, que vamos a pedir en Internet que nadie venga por Castañeda..." Luego nos fuimos, muy dignos, y muy indignados.
Desde luego, no pensamos cumplir esa absurda amenaza, proferida en el calor del momento, sino todo lo contrario. Desde aquí pedimos que visiten Castañeda -a pesar del asuntillo de las fotos-, y todos los hermosos lugares que posee esa Cantabria que tanto amamos, un país lleno de gentes amables, acogedoras y de buena voluntad, aunque nosotros tuvimos que toparnos con el "garbanzo negro". Un presunto "garbanzo" queremos decir, que debió figurarse que, nuestras críticas en Internet, iban a desencadenar contra su persona las iras del "señor obispo", produciendo su fulminante pérdida de empleo, e incluso la excomunión mayor para todo su árbol genealógico.
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[Interior del templo de Castañeda, 18 agosto 1998, cuando realizar fotos del monumento no nos acarreaba las "penas del Infierno].
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Desde aquí queremos, también, exculpar a todos los "guardeses", que a fin de cuentas no hacen otra cosa que cumplir con su deber, pues no son sino "domini canis" a sueldo del obispado -perdón, presuntos "domini canis" a sueldo-. Y, de paso, disculparnos en particular con la "guardesa" de Castañeda, si con nuestra actitud y palabras pudimos ofenderla estando en el ejercicio de sus funciones. Aunque todavía estamos preguntándonos, ¿qué terrible amenaza, del "señor obispo", pesa sobre ella, para que perdiese los papeles de tal manera, y nos los hiciera perder a nosotros?
Con quien no pensamos disculparnos, es con esa inconcreta "autoridad competente", a la que todos apelan como juez último, llámese "señor obispo", o "señor obispado". Una parte del producto, recaudado con la entrada a los templos de su jurisdicción, deberían emplearlo en pagarle a tal "autoridad" un buen psiquiatra, que le cure esa presunta neurosis que aparenta padecer, y le obliga a permitir y prohibir, alternativamente, la toma de fotos en unos templos si y en otros no, según enigmáticos designios cósmicos.
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[Interior del templo de Castañeda, 18 agosto 1998, cuando realizar fotos de sus esculturas románicas, no acarreaba la pena de "excomunión y hoguera"...]
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Cantabria, cuna del linaje de nuestros antepasados, no se merece unos dirigentes religiosos que actúan todavía como señores feudales, de horca y cuchillo, consintiendo o denegando permisos fotográficos según el capricho del momento. Antes de actuar a tontas y a locas, estos "especialistas en hacer amigos", deberían reflexionar sobre el daño que ocasionan a esa religión, de "paz y amor", a la que pretenden servir...
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A quien corresponda. Amoneste ya a los prepotentes clérigos de la alta jerarquía religiosa, recordándoles de donde proviene una gran parte de las abundantes sumas de euros, con las que se restauran y mantienen sus edificios religiosos. Recuérdeles también, que además de predicar sobre el trigo, siempre es conveniente dar algo de ese trigo, pues lo contrario es "dejar con el culo al aire" -y disculpen las señoras este grosero símil-, a tantos clérigos de a pie, honestos y generosos, que se desviven por realizar un buen ministerio a pesar de las zancadillas, morales y espirituales, de algunos de sus superiores, sobre cuyas almas el Espíritu Santo parece haber pasado volando demasiado alto para que les haya llegado su aliento divino.
Visto lo visto, y las dolorosas lecciones de la Historia, que estos clérigos no han aprendido, condenamos a tales lobos disfrazados de corderos, a picota y cepo hasta el Día del Juicio Final. Y todavía somos generosos, visto que ellos, durante siglos, condenaron a las gentes a tortura, incautación de bienes, deshonra y hoguera, por menos que esto, por mucho menos.
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[Interior del santo templo de Castañeda, 18 agosto 1998, donde antes no era pecado hacer fotos, y ahora es "crimen contra natura", amén de blasfemia suprema].
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[Posdata: Según noticia aparecida hoy en la prensa regional: "El Gobierno de Cantabria, destina 575.000 € al Obispado de Santander para la conservación del patrimonio religioso de la Comunidad y el desarrollo del Plan de Visitas Turísticas a monumentos de su propiedad". Por supuesto, nada se dice sobre que dicha ayuda conlleve la obligación de que, el obispado, permita la libre obtención de fotografías a los turistas que acudan a tales monumentos...]
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Salud y fraternidad.

11 comentarios:

Zuri dijo...

Con esa misma "guardesa" he tenido yo mis palabras tambien, habeis tenido "suerte", ya que si ha empezado la misa no te dejan entrar, buena esta la iglesia para hacer el tonto, es una pena como esta Colegiata de Castañeda que ha sido restaurada con el dinero de los cantabros y es digna de admirar tenga esa gente al frente y eso que no os habeis fijado en los frescos que se los esta comiendo la humedad porque no entra aire al tenerla, casi siempre, cerrada, de todas formas si todos mandasemos, como he hecho yo, una queja al obispado otro pajaro cantaria, Una gran admiradora del romanico y encima vecina de Castañeda

pallaferro dijo...

Efectivamente, no se entiende el porqué de esa clerigal obsesión en prohibir sacar fotos de algo que es patrimonio de todo dios.

Hacer un viaje de cerca de mil kilómetros para llegar a la puerta de la colegiata y topar con esa arbitrariedad de "cómo se ha levantado hoy el señor obispo" no sienta nada bien, os lo aseguro. Así que, ya que no estuvimos bien informados antes de iniciar el largo viaje, lo que sí conviene será advertir aquí a los "románicos navegantes" para que lo sepan antes de empezar a quemar gasolina pa'ná.

Un abrazo,

Paco Torralba dijo...

Ya lo has dicho todo. Curioso el intercambio Cervatos/Castañeda en el si/no fotográfico.
Lo demas, el pan nuestro de cada día.
Salu2

Alkaest dijo...

Estimada Blanca.
Eres demasiado optimista, bastantes preocupaciones tiene ya el clero de la religión judeo-cristiana, preocupaciones de carácter sexual y judicial, en Irlanda, Bélgica, Canadá, o Estados Unidos, como para "ponerse a temblar", porque unos "turistas", los indivíduos más bajos de la escala humana, presenten quejas, o reclamaciones, en el obispado cántabro, respecto al tema de las "fotos prohibidas".
Por otro lado, me parece lógico que durante sus "ritos religiosos" no se efectúen visitas ajenas al culto. No sería respetuoso, que los turistas anduviesen por los pasillos, charlando, disparando el flash, etc., mientras los fieles intentan concentrarse en sus devociones espirituales.
Aunque, visto el respeto que algunos de ellos muestran por las creencias ajenas...
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Compadre Pallaferro.
Ahí es donde te equivocas, porque partes de una premisa falsa. Tú, dices: "sacar fotos de algo que es patrimonio de todo dios".
Pero la realidad es que, los clérigos de la religión judeo-cristiana, consideran que tales monumentos "son tan solo patrimonio de SU Dios". Que por cierto es el "único" y "verdadero", con lo cual ya está dicho todo, o casi todo, sobre esta religión "de paz y amor"...
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Amigo Paco.
Mas que "intercambio", la cosa sería "chalaneo", si no fuese sangrante neurosis paranoica.
Esperamos 28 años para fotografiar el interior de Cervatos, podemos seguir esperando el resto de nuestra vida -si es que la Madre Tierra nos la da longeva-, para fotografiar el interior de Castañeda.

Salud y fraternidad.

La Madriguera dijo...

Este tema de las fotos no casa en una religion de tanto dogma, y está pidiendo a gritos una enciclica de Mosen Ratzinger, que ya está uno harto de esos cartelitos. Que lo permitan o que lo prohiban de una vez, pero que no nos tengan en ascuas, que no es bueno para la tensión.

Syr dijo...

Pues yo, más que gastar tiempo y energía enviando quejas a la papelera del obispado, me inclino por el proceder de un querido amigo mío: Entrar por las bravas, sacar fotos pese a la prohibición y si el "cancerbero/a" de turno muestra opsición, proseguir en nuestra labor fotográfica mientras se grita : "¡ pues si usted no quiere, que venga la Guardia Civil¡".


Hombre, si además tienes la precaución de dejarte acompañar por un abogado, la cosa pinta mejor.

Salud y romanico

Baruk dijo...

Que exageraos! si es que os quejais por ná!

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Rubén Oliver dijo...

Yo me adhiero a la subersión fotográfica, y a decir bien alto: "No se pueden hacer fotos, muy bien, impídamelo, llame a quien tenga que llamar, y veremos qué pasa". Estoy optando por no preguntar y entrar a los sitios con la cámara a ráfaga directamente, que ya harta tanta indefinición... Para colmo, me he tenido que escuchar de una guía, que se cerraron ciertas ventanas de un monasterio, porque "la luz se comía la piedra"...pásmense, ¿y no se la come por fuera también?, pues pongan sobre le monasterio una carpa...
Esto de las fotos es de vergüenza nacional...por no hablar de aquellos lugares donde no se puede entrar en horario de culto, ni está abierto fuera de dicho horario, ahora bien, yendo a la oficina de turismo y soltando 50 euretes, se abren todas las puertas, entonces sí.
Por enésima vez lo repito: mi hija tiene una foto hecha en el Louvre, con la Monna Lissa de fondo y nadie le dijo nada en ningún momento, claro, que por allí, obispos se ven más bien pocos...

Un abrazo.

Alkaest dijo...

Enojado compadre Riviere:

Te recuerdo, que los seres humanos acostumbran a no aprender las lecciones de la Historia, por eso se ven condenados a repetir los mismos, o parecidos, sucesos históricos, una y otra vez.
El ser humano, se niega a aprender, sobre todo, aquello de que: "El que siembra vientos, recoge tempestades".
Los clérigos, de las más diversas creencias, son especialistas en sembrar tales cosechas. Hablo, según la perspectiva histórica.
Viene luego una tempestad, que ellos sembraron y cultivaron con esmero, se lleva por delante a media humanidad, junto con muchos de los suyos, y se lamentan, y lloran, y se quejan, de lo malo que es el mundo.
Cuando el temporal ha pasado, y retorna lentamente la calma, vuelven a sus "sembrados", para cultivar la próxima tempestad, que los arrastrará de nuevo, junto con media humanidad.
Y así, por los siglos de los siglos.
Las semillas de tales cataclismos, pueden ser muy variadas, las hay grandes, y también pequeñas...
Una de las más pequeñas, puede tener forma de cartelito, diciendo: "Prohibido hacer fotos en el interior del templo". Por sí sola, puede levantar muy poca polvareda, pero deberían recordar que, cuando la tempestad arrecia, no es por una sola semilla, sino por la suma de muchas de ellas, grandes y pequeñas.
Por tanto, que no se extrañen luego si, en medio del temporal, los resentidos y desequilibrados de turno, buscan violenta reparación a sus agravios, como tantas veces sucedió en el pasado. Un pasado que, en algunos lugares, no está tan lejano.

Conste, que no justifico a los resentidos y desequilibrados, ni a sus acciones, antes bien, los condeno con todas mis fuerzas. Las mismas fuerzas, con las que condeno a quienes con sus actos injustos son detonantes de la tempestad.
Actos que no justifican, pero que explican, muchos disparates de la Historia.
El que quiera entender, que entienda.

Salud y fraternidad.

Laura dijo...

Hace unos días me invitaron a Castañeda y entre otros sitios, fuimos a la Colegiata de Castañeda, un edificio precioso y un entorno muy bonito, la pena es que a la entrada, poco después del ayuntamiento hay un desguace de vehículos bastante desagradable, el puente bastante estrecho, íbamos andando y casi tenemos que saltar al río porque se cruzaron dos automóviles, llegamos a la colegiata al final de una boda, con los coches aparcados encima del césped lo que explica que todas las farolas estén rotas, torcidas o falten. Todo estaba muy sucio, lleno de confetis y serpentinas que lanzaban con una especie de cuetes y que cuando se fueron no recogieron. Al marcharnos, por el otro camino, en el cruce con la entrada también encontramos otro pequeño desguace y materiales de construcción que parecen abandonados.

Como digo, el sitio me encantó, con las personas que hablamos, muy amables, la pena es la falta de atención del organismo u organismos encargados de ello.

Me queda por conocer mucho de esos preciosos Valles Pasiegos de los que me han hablado maravillas tanto de su paisaje como de sus gentes.

Volveré todas las veces que pueda y su página Web creo que me servirá de mucha ayuda.

Un Saludo

lauraybera@gmail.com

Mª Teresa Martín González dijo...

No he tenido la fortuna y el placer de visitar dichos lugares, pero me alegra que tus fotografías me muestren, al menos en la distancia, lo hermosos que son.

Yo también he sufrido en algunos lugares estas normas tan absurdas, y realmente nunca me he parado a preguntar la razón de tal prohibición. Es algo absurdo, quizás piensen como los indios americanos, y que la fotografía va a retener el alma de vete tu a saber que santo.

Un saludo.