viernes, 16 de abril de 2010

Santa María de Biota ¿canto del cisne?

Las devotas ancianas de Biota, que van al templo en busca de consuelo espiritual, ponen su vida a disposición de la Sagrada Providencia. En cualquier momento, un trozo de piedra, desprendido de las deterioradas figuras, puede enviarlas al hospital, o al cielo...
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El templo de Santa María, en Biota (Zaragoza), es un edificio románico que parece entonar su "canto del cisne" mediante las sugestivas elucubraciones de ciertos “conventículos” de aficionados al medievo, alentados por algunos “santones”, a quienes parecen reír las gracias, mientras les palmean la espalda, determinadas autoridades “competentes”, civiles y religiosas. Autoridades que, sin embargo, acabado el acto oficial y una vez publicadas sus fotos en la prensa local, la mayoría de las veces dan la sensación de haberse desentendido, en forma clamorosa, de los asuntos que se supone son de su incumbencia y responsabilidad.
[Dicho sea, todo lo anterior, con valor de simple presunción. Porque lo que sigue, ya no es presunción, sino certeza pura y dura].
. Santa María de Biota, donde una imagen vale más que mil palabras: izda. 1-XI-2007, y dcha. 27-III-2010.
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Sobre la preciosa portada sur hay ocho magníficas figuras, del bestiario medieval, en sendas ménsulas o “canes”... Bueno, para ser más precisos, tendremos que conjugar el verbo en pretérito: “había”. Todas están, con mayor o menor grado, en proceso de disgregación. Según podemos comprobar, viendo la doble foto superior, no se trata de alarmismo sensacionalista, sino de una triste realidad.
A la izquierda se muestra la figura el 1 de noviembre de 2007, a la derecha, la misma, -pero ya “no idéntica” bestia-, el 27 de marzo de 2010. En tan sólo dos años y tres meses, el simbólico monstruo ha perdido el rostro, desde las cejas al cuello. ¿Cuánto tardará en caer lo poco que resta de él?
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Carnero “descarnado”.
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Las demás ménsulas, siguen igual camino, cada una a su ritmo. La piedra se agrieta, se disgrega y los fragmentos de arenisca, de mayor o menor tamaño, caen de forma aleatoria, inesperada, como proyectiles ciegos, con riesgo evidente para cualquiera que se acerque al templo.
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Dragoncillo “coli-descabezado”.
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Los trozos de piedra, se desprenden sin avisar y no distinguen entre fieles devotos, turistas agnósticos, o curiosos ateos. Caen, insensibles a lo que no sea la ley de la gravedad que los impele. Ciegos, como las bestias de los que proceden, hacia un vacío que, en numerosas ocasiones, es cruzado por las cabezas de los desprevenidos visitantes.
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León “desbocado...”
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Las autoridades “competentes”, están jugando una macabra “ruleta rusa” con la vida de cuantas personas van a este templo, con ánimo ya sea religioso como turístico. Desconocemos que se hayan molestado, tan siquiera, en mandar hacer un estudio sobre esta peligrosa problemática. Y el tiempo no sólo apremia, sino que corre en su contra, tanto de las pétreas figuras, cuanto de los seres humanos.
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A quien corresponda: ponga pronto remedio a este despropósito, antes que, además de lamentar la pérdida histórico-artística, tengamos que lamentar la pérdida de alguna vida humana. Aunque, teniendo en cuenta el escaso aprecio que frecuentemente demuestra por lo divino y lo humano, mucho nos tememos que sea preciso que alguien muera para que, al menos el miedo, le impulse a actuar. Sin embargo, mientras no solucione esta peligrosa cuestión, en lugar de enviarlo a la picota, nos contentaremos con verlo puesto en el cepo, pero encadenado a esa portada de Biota, justo bajo las ménsulas que se caen a trozos... Y no lo decimos por maldad, sino porque deguste en carne propia las imprevisibles consecuencias de su desidia administrativa.
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Salud y fraternidad.

4 comentarios:

Baruk dijo...

Menudo repaso!!... eso si que es hablar claro, clarito, claro.

Chapeaux para Picota y Cepo! y como decía el gran sabio:" a quién le pique que se rasque"!

Salud y románico

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juancar347 dijo...

Pues esperemos que el picor llegue a ser tan moleste, que conlleve el consiguiente rascamiento, no sólo para que no tengamos que lamentar ninguna desgracia personal, sino también, para no seguir perdiendo una parte importante e irrecuperable de NUESTRO PATRIMONIO. Abrazos

Rubén Oliver dijo...

Que barbaridad...(Sea loada la fotografía cotejada reveladora).
Un abrazo.

Pilar Moreno Wallace dijo...

Es una verdadera pena. ¡Cuánto se ha perdido y cuánto se perderá!