El románico templo fortificado de la Orden de San Juan, en Portomarín (Lugo), edificio emblemático del Camino de Santiago y Monumento Nacional, logró salvarse de ser sumergido en uno de los numerosos embalses -entonces se llamaban “pantanos”- construidos por el antiguo régimen. De lo que no ha podido salvarse es del asedio, de la plaga, automovilista surgida en el “nuevo” régimen.
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Así debería verse el ábside, pero hay que hacer ejercicios fotográfico-malabares para lograrlo.
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Así se ve en realidad el citado ábside [foto 20 julio 2008].
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No basta con que los vehículos de los “peregrinos” colmen la plazuela, situada ante la fachada oeste, en la que campea una señal de tráfico que, tímidamente, prohíbe estacionar y detenerse ante tal fachada, lo cual se respeta según y cómo. Los motorizados “peregrinos” adosan también los coches al muro sur y al ábside, incluso en doble fila, sin recato alguno. Aunque quizá toda la culpa no sea suya, el ayuntamiento bien podía establecer algún aparcamiento disuasorio, para visitantes, en las cercanías, y prohibir el estacionamiento junto al templo.
A quien corresponda: Por no poner los medios necesarios, para la adecuada relación entre tráfico rodado contemporáneo y conservación de monumentos históricos, sea condenado a picota y cepo, al menos hasta que este templo, y otros muchos, se vea libre de tan pernicioso asedio.
Salud y fraternidad.
Así debería verse el ábside, pero hay que hacer ejercicios fotográfico-malabares para lograrlo.
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Así se ve en realidad el citado ábside [foto 20 julio 2008].
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No basta con que los vehículos de los “peregrinos” colmen la plazuela, situada ante la fachada oeste, en la que campea una señal de tráfico que, tímidamente, prohíbe estacionar y detenerse ante tal fachada, lo cual se respeta según y cómo. Los motorizados “peregrinos” adosan también los coches al muro sur y al ábside, incluso en doble fila, sin recato alguno. Aunque quizá toda la culpa no sea suya, el ayuntamiento bien podía establecer algún aparcamiento disuasorio, para visitantes, en las cercanías, y prohibir el estacionamiento junto al templo.
A quien corresponda: Por no poner los medios necesarios, para la adecuada relación entre tráfico rodado contemporáneo y conservación de monumentos históricos, sea condenado a picota y cepo, al menos hasta que este templo, y otros muchos, se vea libre de tan pernicioso asedio.
Salud y fraternidad.
1 comentario:
Coño, vaya metedura de pata, ayer me puse a ver tu blog y hacerte un par de comentarios, porque, es algo que me interesa bastante, saber donde se mete la pata y sobre todo desde el punto de vista de un experto.
Bueno, al caso, sobre el comentario del templo de Portomarín, te decía lo de que la cambiaran de sitio, medio en plan broma, por lo del sarcasmo del post, pero sabiendo que así fuera y por si acaso no lo sabíais. Como no me dió tiempo a seguir leyendo, hoy retomé la lectura y me encuentro en que lo explicas aquí perfectamente.
Saúdos de un principiante, que se creu un pouco listo de máis.
Seguir así
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