Por si se creían que todos los males del templo de San Juan, en Portomarín (Lugo), joya románica del Camino de Santiago, consistían en el mal consentido aparcamiento de vehículos junto a sus muros, estaban muy equivocados.
El consistorio municipal, en su afán de proporcionar al templo todos los beneficios de la modernidad, ha dotado su ábside con estéticos, al par que prácticos, contenedores de residuos urbanos, aptos para recogida de basuras orgánicas, tanto como papel, vidrio y envases.
La pena es que no podemos ofrecerles una mejor fotografía de los mismos, además de los últimos modelos de vehículos a motor allí estacionados, porque ese "estúpido" ábside, junto con el "molesto" típico cruceiro, nos impidió captar una buena perspectiva de tales contenedores en todo su esplendor.
A quien corresponda. Por su obstinada cabezonería, respecto a los contenedores, condenado sea como reo reincidente de picota y cepo, sin remisión de pena hasta que rectifique su torcida inclinación.
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Salud y fraternidad.