viernes, 24 de diciembre de 2010

"Buenos deseos, para el solsticio..."

A la autoridad competente que corresponda.
Por las tropelías cometidas durante este año, contra el patrimonio cultural, más las cometidas en años anteriores y todavía sin solucionar, sea llevado a picota y cepo, aherrojado de pies y manos. Allí permanecerá por tiempo indefinido, al raso nocturno, bajo la helada, y al cielo abierto diurno, expuesto al sol y la lluvia. Para que reflexione, sobre su burda incompetencia.
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Al que, desde su posición política o social, pudo hacer y no hizo, por malicia o codicia.
Que su simiente no prospere, y su mala ralea se extinga, que el día de su partida no quede memoria de su paso por el planeta, que la Madre Tierra niegue reposo a sus despojos, y éstos sean entregados a las alimañas del monte.
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Al que vio lo que pasaba y miró para otro lado, por no alterar su cómoda rutina.
Que la conciencia le niegue el descanso nocturno, con insomnes delirios, y cuando logre dormir, que sus sueños estén plagados de pesadillas, en las que toda su vida aparece tan arruinada como los monumentos cuyo abandono se negó a denunciar.
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Al que, por su ascendente y poder, teniendo influencia sobre quien podía actuar, prefirió influir para provecho propio, en vez de hacerlo en provecho del bien común.
Que vea mermar sus cuantiosos bienes, y deba recurrir a la súplica rastrera para mantenerse, apenas, con las sobras que quieran darle.
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A quienes padecemos la incuria de los gobernantes, la rapiña de los traficantes, la avaricia de los usureros, el desprecio de los incultos que se creen cultos, y la ignorancia de los ignorantes.
Paciencia a espuertas, muchas energías para no cesar en la protesta, fortaleza a carretones para seguir en la lucha pacífica y, como último recurso desesperado, una oración pagana: "Virgencita, que nos quedemos como estábamos antes..."
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Que el próximo ciclo solsticial esté lleno de tantas bendiciones para vosotros, gentes corrientes que sólo deseáis el bien común, cuanto de maldiciones para quienes se empeñan en destruir el patrimonio cultural, por acción u omisión, por estulticia o mendacidad.
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Salud y fraternidad.