domingo, 29 de noviembre de 2009

Miñón: el colmo del reciclaje...

Quienes cantan las excelencias del reciclaje, de residuos urbanos, deberían poner al menos los medios para que el público pueda llevarlo a cabo con comodidad, pues resulta habitual llegar ante los contenedores y no saber en cual de ellos debemos depositar ese objeto, que no es papel, ni vidrio, ni envase plástico. Esto mismo le ha sucedido al “Excelentísimo Ayuntamiento” de Miñón (Burgos), pues llegó al punto de reciclaje cargando un templo románico, ya muy usado, y al no encontrar un contenedor adecuado para él se vio obligado a dejarlo allí, junto a los contenedores, esperando que el servicio de recogida se haga cargo y lo envíe a la planta de reciclaje que corresponda. Y ya es desgracia, que existiendo hasta cinco contenedores, no hayan puesto uno para recoger templos románicos en desuso...
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Aunque, si bien nos fijamos, dando una vuelta al templo, debemos concluir que la gente, especialmente los ayuntamientos, derrochan a tontas y a locas. El edificio está muy usado, es de un modelo antiguo, pero todavía está entero y con algunos “complementos” interesantes, como ese “juego de cables a los cuatro vientos”, o ese “registro eléctrico empotrado”, o esas prácticas “farolas adosadas”.
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Si hasta tiene “calefacción, con sistema de expulsión de humos”, mediante típica chimenea de hojalata, a través de ventanuco enrejado, de gran solera y reciedumbre estética.
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Incluso, a pesar de su gran antigüedad, está dotado con “sistema de alarma mediante infrarrojos y sensor de movimiento”. Vamos, un "espanta-cacos" en toda regla.
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Vean, vean, si también posee una muy útil “escalera con barandilla metálica”, para subir a la espadaña, que se realza con “farola lumínica de alto consumo”.
Y a pesar de todo ello, el templo ha sido llevado a los contenedores para ser reciclado, pues seguramente el Excelentísimo Ayuntamiento, ha comprado uno más moderno, de pantalla plana, con TDT, estéreo, bajo consumo...
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A quien corresponda: Ponga ya un poco de orden en el tema del reciclado y los contenedores, para que los ayuntamientos no se vean obligados a tirar, sin ton ni son, en cualquier lado, los monumentos fuera de uso. Si no lo hace, vaya usted a picota y cepo, hasta que las ranas peludas se queden calvas.
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Salud y fraternidad.

jueves, 5 de noviembre de 2009

Deus ex machina: “Ego sum Lux Electricum”.

¿Se están preguntado, quién es el afortunado poseedor de este magnífico tendido eléctrico de cinco líneas? ¿Les intriga saber, quién disfruta en su edificio de esta maravilla de la técnica moderna? No se pongan nerviosos, sigan el cable, foto a foto, y verán quién tiene la suerte de gozar a plena satisfacción con esta auténtica bomba de relojería descontrolada.
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De ese conjunto de líneas, sale una, en forma de cable despreocupado, que recorre el muro del edificio y, cuando se cansa de estar clavada a la argamasa, cuelga alegremente, salta sobre una ventana y sigue su camino tan tranquila.
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Cuando le parece conveniente, o sea, después de balancearse por toda la pared, se cuela por otra ventana, como quién no quiere la cosa, para dispensar su preciada energía eléctrica al interior del local. Ad maiorem gloria dei...
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Una vista de conjunto, nos permite apreciar las cinco líneas, adosadas a la pared, y el recorrido completo del cable por el muro curvo, a modo de guirnalda festiva, sobre las ventanas.
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Si retrocedemos, un poco más, acabaremos por comprender –tras reaccionar del pasmo, que nos había dejado paralizadas las neuronas-, que se trata de un templo parroquial, del ábside de un templo románico del s.XII. En cuya torre igualmente románica, como complemento ideal, existen otros dos cajetines, de entrada y registro de corriente, de los que sale otro precioso cable ondulante, que se introduce por una pequeña aspillera.
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Para completar el ornato del dicho templo de La Asunción, en época incierta se le adosó una “simpática” y maciza galería de ladrillo –que debe sustituir, una galería románica desaparecida-, sobre la que se levantó un camaranchón de “usos múltiples”, para goce de ratas, arañas, vencejos y murciélagos.
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La galería, que “protege” de los elementos la portada románica –aunque sólo sea, con valor de simple presunción-, se encuentra interiormente así de “bien cuidada”, diríamos que “en estado de revista”.
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En consecuencia, la sencilla portada, está “a juego” con el resto: encalada, desconchada y saturada de humedades. Las sirenas afrontadas de los capiteles, parecen conversar en voz baja sobre su triste destino
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Y como por aquí tienen un gran espíritu de superación, respecto al ornato de su templo, algunos voluntariosos “artistas locales” han dado lo mejor de su ingenio para rematar la decoración de estos venerables muros.
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¿Qué de cuál pueblo estamos hablando? Lean las placas cerámicas sitas sobre la portada de su ayuntamiento, justo frente al “templo eléctrico”, donde dice claramente: “Pueblo de Fuentelarbol, Partido de Almazán, Provincia de Soria”.
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A quien corresponda: Ya comprendemos que, con gran inteligencia, usted está esperando algún cortocircuito benefactoramente incendiario, que le libere del laborioso trabajo de restaurar el templo en este momento, cuando las reparaciones serían miserablemente baratas y sin mérito alguno. No cabe duda que es mucho mejor, pero incomparablemente mejor, esperar a que todo arda y se derrumbe, para incluir el templo en algún “Plan Románico” –norte, sur, este u oeste- que lo restaure integralmente. Eso deja mucho más beneficios, económicos y de imagen...
No obstante, nosotros, que somos personas mezquinas y de corta visión de futuro, preferiríamos que reparase ahora tales desaguisados, que renunciase a su cuota de “gloria” y restaurase por poco precio, sin alharacas propagandísticas, sin beneficios económicos...
Si no lo hace, vaya a picota y cepo, a ser posible con una caja eléctrica y un cable de lo mismo rodeando su lugar de penitencia, a ver si hay suerte y donde menos se espera salta la chispa.
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Salud y fraternidad.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Bordecorex, la torre que “nunca” existió.

En Bordecorex (Soria), dicen que murió Almanzor en 1002, de regreso a Medinaceli, tras su derrota en Calatañazor. Reconquistada en 1060, por Fernando I, el templo actual data de inicios del s.XIII. El 20 de febrero de 2008, se derrumbó la “inexistente” torre fortificada del citado templo. Por suerte, cuando este octubre visitamos el lugar, la torre que “nunca existió” había sido completamente reconstruida. Ahora vuelve a “no existir”, airosa, un punto elegante, pero robusta, y que sea por muchos años.
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No es broma, no, es un desconcertante suceso. En su libro “Rutas del románico por la provincia de Soria”, Cayetano Enríquez de Salamanca, pionero de románicas rutas, al que tanto debemos los amantes de estas piedras, comenta, en su página 79, bajo el epígrafe “Bordecorex”: “A los pies hay una desmochada espadaña y no existe ni ha existido la torre que menciona e incluso reproduce Gaya Nuño”. Debe tratarse de un gazapo, que a todos se nos han escapado en alguna ocasión, porque si no habría que preguntarse ¿quién fue el gracioso que puso a ahí esa inexistente torre, para que se derrumbase y hubiese que reconstruirla?
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Aprovechando la obra, también se ha eliminado el recrecido del ábside, devolviéndole su altura original al tiempo que se eliminaban filtraciones y ruinas añadidas. Bueno está lo bueno, pero no lancemos las campanas al vuelo...
A cambio de ello tenemos que soportar el consabido “cartelón”, que proclama cuan generosos son los políticos de la Junta, cuan buenos son los políticos de la Junta, “cuan buenos son que restauran mogollón…” Y la de euros que se han gastado en reparar el monumento, que habrían sido muchos menos si hubiesen hecho caso de los avisos de ruina que se les dieron. Y la de puestos de trabajo que han creado con esta obra, gracias al dinero de los presupuestos, a nuestro dinero, de nuestros impuestos…
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Sin embargo, como son tan buenos y tan bondadosos, los políticos de la Junta, además de “restaurar mogollón”, no han querido cargar los gastos y abusar del dinero público. Por ello, han dejado la restauración a medias, total, como el interior no hay manera de verlo y es prácticamente imposible fotografiarlo…
Pero no contaban con los milagros, porque habellos aílos -o la suerte, o la casualidad, o el despiste- y uno de ellos hizo que se nos abriesen las puertas.
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Era mediodía, avanzado, la hora de comer rumiaba por nuestros estómagos. En el pueblo se olfateaba el aromático humo de una parrilla de leña, sobre cuyas brasas se asaban jugosas chuletas. Alguien del grupo, sobreponiéndose al tormento olfativo, consiguió encontrar a un alguien del desierto pueblo que, con gran amabilidad pero cierta reticencia, se brindó a traer la llave y permitirnos la entrada al templo. Eso si, tras advertir a quienes lo buscaron que no se podían hacer fotos.
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Lo más extraño de todo, es que una vez dentro los demás, que ignorábamos lo de la prohibición fotográfica, nos pusimos como locos a disparar las cámaras, incluso con flash. Y el portador de la llave, se abstuvo de repetir su prohibición. ¿Le daba igual, o comprendía lo absurdo del caso? ¿Le asustó lo numeroso del grupo? ¿No tenía ganas de disputas, porque lo que deseaba era irse a comer en paz?
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Desde luego es para prohibir las fotos, porque su interior no tiene nada que envidiar al templo de NªSª del Otero, en Ponferrada (León). Paredes, columnas y capiteles, con capas y capas de cal, eso donde la humedad no ha hecho desprender los revocos, dejando al descubierto las capas inferiores, de otro color. Todo ello adornado con profusión de capas de polvo y telarañas.
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El magnífico retablo plateresco, de escuela castellana, apoyado sobre una húmeda pared lateral; el empolvado retablo mayor barroco, despoblado de santos y generoso en desconchones; el mobiliario ruinoso, como desván de chamarilero, y algunas curiosas piezas arrumbadas de mala manera, como esa “Tabla de los aniversarios” de 1734.
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A quien corresponda: ¿Piensa esperar a que se derrumbe el resto del templo, como sucedió con la torre, para acudir a su restauración? ¿Acaso está a la espera, de que los traficantes de arte le desalojen el local, y terminen de desvalijar el templo de sus escasos objetos de valor? ¿Quizá, la prohibición de hacer fotos, se basa en la vergüenza que siente por tener el edificio como cueva de trapicheantes?
Deje de presumir de “planes románicos”, ya sean del norte, sur, este u oeste, y mande reparar lo que debe ser reparado. Si no lo hiciere, vaya a picota y cepo hasta que los administradores del erario público se vuelvan honrados...
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Salud y fraternidad.